Zdizlaw Beksinski
Bienvenidos a la
inevitable era de las guerras cataclísmicas
del frenesís
magnético que irrumpirá en nuestras miserables vidas.
Hemos nacido para
alcanzar la muerte con mano trémula
pero el poder nos arrebata
las migajas con total impunidad.
La nación nodriza nos
amordaza con semblante encubierto
nos ofrece
verosimilitudes digeridas por ignorancia
nos envuelve con su
inconmensurable utopia estrellada.
Holocaustos de
legiones proletarias bañadas con la furia del racismo
son hecatombes
sigilosas del modernismo pérfido y caótico.
El viento surge
furioso y madre naturaleza guarda silencio:
hombres desde un
descomunal rascacielos juegan a ser dioses.
Y los pueblos
diezmados por ser necesariamente innecesarios
continúan con
regímenes beligerantes y hablan a sovoz:
pues el gatillo
deambula por las calles dispuesto a soltar bullicio.
Y las barbas canosas
de corazones rojos como la nieve cubierta de sangre
cambiaron sus hoces y
martillos por campos de golf y albercas privadas.
Norteamérica es el
Olimpo, África llora, Europa sonríe, Asia se ruboriza
y Latinoamérica
cuelga desesperada cual racimo de agracejos
quiere surgir, pero
cae, cae, cae, se aferra, la gravedad no da tregua
lo belísono se
olvidará, culparán a nuestra madre verde que se ahoga
hijos de la puta…, la
sociedad estulta cegada por rayos televisivos
disparados por la
ionosfera, espejo maldito de muerte
el mundo es de los
hombres y con ellos la tierra caerá, infinitamente caerá.
el poder corrompe y hace enloquecer.-
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