Ryunosuke
Akutagawa.
Diario
de un Loco, 1927.
44.
Muerte.
Bueno
era que estuviera durmiendo solo. Ató una faja a la reja de la ventana. Pero al
insertar su cuello en el nudo, el terror a la muerte lo arrasó. El miedo, sin
embargo, no era a la agonía de la muerte. En el siguiente intento, tenía en la
mano un reloj de bolsillo, para medir el tiempo de la estrangulación. Había
sólo un instante de sufrimiento, después todo empezaba a embotarse. Si al menos
pudiera cruzar al otro lado, entraría en la muerte. Estudió su reloj. El dolor
había durando alrededor de un minuto y veinte segundos. Del otro lado de la
ventana enrejada la oscuridad era total. En la oscuridad, desgarrándola, el
canto de un gallo.
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