Quiénes
son los hombres que se separan del resto
y
andan solos y creen ver en las tinieblas
y
se ríen como si supieran, y andan solos
como
si supieran, quemando
rostros
y con algo de saliva
escondida
tristemente en las bolsas.
Aspirando
a sí mismos y pisando el rojo
vivo
de los labios. Sin mancha,
persiguiendo
ciegos la ilusión del espejo.
Dime
Luna, quiénes son los que te
adoran
y creen, y recorren seguros
la
tela de araña que nadie, nadie ha tejido
y
corren en pos de su imagen, tropezando en el cieno,
acezantes,
mordidos en el culo por su sombra
camino
del abismo con los ojos vendados
como
el FOU de aquel juego
de
cartas cuya clave olvidé, oh dime Luna
el
nombre secreto de tus fieles, y si saben, si saben
que
al llegar por fin no les espera
sino
en la muerte su rostro en el espejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario