Ilyá
Repin fue un destacado pintor y escultor ruso del movimiento artístico
Peredvízhniki. Sus obras, enmarcadas en el realismo, contienen a menudo una
gran profundidad psicológica y exhiben las tensiones del orden social
existente. A finales de los años 20 comenzaron a publicarse en la URSS
detallados trabajos sobre su obra y alrededor de diez años después fue puesto
como ejemplo para ser imitado por los artistas del realismo socialista.
Repin
nació en la ciudad de Chugúyev, en la gubernia de Járkov, en el centro de la
región histórica de Ucrania Slobodá.
Su
padre Yefim era un militar y colono que se dedicaba al cultivo de la tierra,
pero estando permanentemente obligado al deber militar. Repin comienza a tener
contacto con la pintura como aprendiz a la edad de trece años en el taller de
un artista local dedicado a los iconos llamado Iván Bunakov. Igualmente
comienza a estudiar la técnica del retrato. En 1866 se trasladó a San
Petersburgo e ingresó en la Academia Imperial de las Artes.
Con
su primera obra maestra, La resurrección de la hija de Jairo, ganó la medalla
de oro de un concurso de la Academia, y con ello una beca para estudiar en
Francia y en Italia. Así es como Repin vivió en París, donde recibió la
influencia de la pintura impresionista, que tuvo importantes consecuencias
sobre su forma de usar la luz y el color. Sin embargo, su estilo continuó
siendo más afín al de los maestros de la vieja escuela, especialmente
Rembrandt, y nunca llegó a convertirse en un impresionista. A lo largo de su
carrera retrató a la gente común, tanto ucraniana como rusa, aunque en sus
últimos años también representó en sus obras a miembros de la elite del Imperio
Ruso, la intelligentsia, la aristocracia y al propio Emperador Nicolás II.
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