Dispérsame en la lluvia
o en la humareda de las torrentes que pasan
Al margen de la noche
en que nos vemos tras el correr de nubes
Que se muestran a los
ojos de los amantes que salen
De sus poderosos
castillos de torres de sangre y de hielo
Teñir el hielo rasgar
el salto de tardíos regresos
Mi amigo el rey me
acerca al lado de su tumba real y real
Donde Wagner hace la
guardia a la puerta con la fidelidad
Del can royendo el
hueso de la gloria
Mientras lluvias
intermitentes y divinamente funestas
Corroen el peinado de
tranvía aéreo de los hipocampos relapsos
Y homicidas transitando
la terraza sublime de las pariciones
En el bosque solemne
carnívoro y bituminoso
Donde los raros
pasantes se embriagan los ojos abiertos
Debajo de grandes
catapultas y cabezas elefantinas de carneros
Suspendidos según el
gusto de Babilonia o del Transtévere
El río que corona tu
aparición terrestre saliendo de madre
Se precipita furioso
como un rayo sobre los vestigios del día
Falaz hacinamiento de
medallas de esponjas de arcabuces
Un toro alado de
significativa alegría muerde el seno o cúpula
De un templo que emerge
en la luz afrentosa del día en medio de las ramas
podridas y leves de la
hecatombe forestal
Dispérsame en el vuelo
de los caballos migratorios
En el aluvión de
escorias coronando el volcán longevo del día
En la visión aterradora
que persigue al hombre al acercarse la hora entre
todas pasmosa del
mediodía
Cuando las bailarinas
hirvientes están a punto de ser decapitadas
Y el hombre palidece en
la sospecha pavorosa de la aparición definitiva
trayendo entre los
dientes el oráculo legible como sigue:
Una
navaja sobre un caldero atraviesa un cepillo de cerdas de dimen-
sión
ultrasensible; a la proximidad del día las cerdas se alargan hasta
tocar
el crepúsculo; cuando la noche se acerca las cerdas se trans-
forman
en una lechería de apariencia modesta y campesina. Sobre la
navaja
vuela un halcón devorando un enigma en forma de condensa-
ción
de vapor; a veces es un cesto colmado de ojos de animales y de
cartas
de amor llenas con una sola letra; otras veces un perro
laborioso
devora una cabaña iluminada por dentro. La obscuridad
envolvente
puede interpretarse como una ausencia de pensamiento
provocada
por la proximidad invisible de un estanque subterráneo
habitado
por tortugas de primera magnitud.
El viento se levanta
sobre la tumba real
Luis II de Baviera
despierta entre los escombros del mundo
Y sale a visitarme
trayendo a través del bosque circundante
Un tigre moribundo
Los árboles vuelan a
ser semillas y el bosque desaparece
Y se cubre de niebla
rastrera
Miríadas de insectos
ahora en libertad ensordecen el aire
Al paso de los dos más
hermosos tigres del mundo
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