por
Roberto Gárate
La poesía de Taneda
Santoka (1882 – 1940) es una experiencia de síntesis entre biografía y
escritura. Descendiente de una familia de terratenientes empobrecidos, conoció
tempranamente la decadencia y la soledad, mismas que habrían de acompañarle,
más tarde (ya en su madurez) en sus viajes (o peregrinaciones) como Bonzo
mendicante por Japón.
Es el propio Santoka
quien traza el mejor lineamiento de su biografía. Anota en su diario (Gochuan):
“Si escribiese una autobiografía tendría
que comenzar de este modo: Los infortunios de mi familia comenzaron con el
suicidio de mi madre”. Es la muerte de su madre cuando el poeta contaba 11
años, el gran acontecimiento de su vida, tal vez el único que Santoka llego a
considerar de importancia.
Vida
Taneda Santoka nació el
3 de diciembre de 1882 en el pequeño pueblo de Nishisaware (actualmente Hofu)
en la prefectura Yamaguchi (SO de Honshu, la isla principal de Japón). Su
nombre de nacimiento fue Taneda Shouichi, siendo el mayor de 4 hermanos. La de
Santoka era una familia de pequeños terratenientes, empobrecidos a causa de los
malos manejos de Takejirô, el padre del poeta. El suicidio de la madre,
ocurrido en 1893, sólo sería la primera –como lo refiere en su diario– de
múltiples tragedias que azotarían en lo sucesivo la historia familiar de los
Shouichi: cansada de la vida disipada y de las infidelidades de su esposo, la
madre del poeta se arroja al pozo de agua de la residencia familiar. Años más
tarde, Santoka escribiría en su diario: “Mi madre no puede ser culpada. Nadie
puede serlo. Si se ha de culpar a alguien, se tiene que culpar a todos. Es la
condición humana a la que se tiene que culpar. Oh mi madre! que recuerdo”. El
niño Taneda Shouichi queda, a partir del suicidio de su madre, al cuidado de su
abuela. En 1902 abandona la casa paterna para dirigirse a estudiar literatura
en la Universidad Waseda de Tokio. Sin embargo, Santoka no progresa en sus
estudios: la persistente melancolía que lo acompaña desde la muerte de su madre
y sus incipientes problemas con el alcohol (tal vez herencia paterna) lo
obligan a abandonar Waseda, dos años más tarde, tras un colapso nervioso, como
quedó consignado en los archivos de la institución. La vida familiar continua,
para el poeta, sin asentarse. En 1909, el padre de Taneda arregla su matrimonio
con una muchacha de Nishisaware, Sakino Sato. De esta unión nacería, un año más
tarde, Ken, hijo del poeta. La vida matrimonial y las relaciones con su esposa
le resultan insoportables. Confesará en su diario que la imagen del cuerpo de
su madre siendo extraído del pozo, tras su suicidio, le perseguiría para siempre
en sus relaciones con las mujeres. Es en esta época, en la que Santoka inicia
sus primeros trabajos literarios: publica, en 1911, una serie de traducciones
de Turgenev y Maupassant en la revista literaria Seinen (Juventud). Ese mismo
año, ingresa a su primera cofradía literaria, integrándose, en 1913, al grupo
de poetas Ogihaara Seiwensui, estudiosos de la tradición del haiku y de los
haijin, Masaoka Shiki y Kawahigashi Hekigoto. El grupo se caracteriza por sus
exploraciones formales respecto a la estructura silábica del Haiku (un terceto
único estructurado silábicamente 5 / 7 / 5); experimentando con las formas
libres (shinkeikô) y prescindiendo del Kigo, palabra que acompaña al Haiku
tradicional, asociando el texto a una determinada estación o evento. Santoka
colabora activamente con el movimiento, publicando con regularidad en la
revista del maestro: Sôun. Es en este punto en que la segunda de las tragedias
familiares irrumpe en la vida de Santoka. Los negocios de su padre fracasan,
llevando a la familia a la bancarrota y a la pérdida del remanente de dinero y
propiedades. La familia se traslada a la ciudad de Kumamoto en la isla de
Kyushu, al sur de Japón. El padre, Takejirô, inicia una serie de proyectos
fallidos en los que involucra a su hijo: una tienda de sake, una pequeña
librería de segunda mano. En 1918, el menor de los hermanos de Taneda, Jirô,
comete suicidio, agobiado por la situación familiar. Muy pronto le sigue, la
abuela, quien fallece unos meses más tarde. En 1919 Santoka abandona a su familia,
con miras a encontrar un trabajo en Tokio, lo que se materializaría un año más
tarde –en 1920– con la separación definitiva de Sakino. Muere el padre. Durante
dos años trabaja como bibliotecario, hasta ser despedido a causa de un nuevo
colapso nervioso. La vida del poeta se vuelve en extremo inestable: permanece
en Tokio, en donde es acusado de actividades políticas inapropiadas y es encarcelado;
vuelve brevemente a Kyushu, con su familia, pero escapa. En 1924 intenta,
borracho, arrojarse al paso de un tren; salvado en el último instante es
llevado por un monje a un monasterio. Cinco años más tarde, Taneda Santoka es
ordenado monje Soto Zen. Escribe en su diario: "En febrero de 1929 fui ordenado monje y me convertí en residente
en Mitori Kannon-do. Era una verdadera vida solitaria en el bosque, en lo que
concierne a la quietud era quieta, y a la soledad era sola, tal era allí la
vida". Santoka inicia una serie de viajes por Japón, como bonzo
mendicante; sólo lleva consigo: su cuenco (tazón) de mendigar, una toalla y sus
hábitos. Tras el peregrinaje se asienta, en 1932, por un breve periodo en una
villa (Gôchuan) en la prefectura de Yamaguchi. Publica su primer libro de
poemas: Hachi no ko. Es un periodo de gran pobreza en lo material. Santoka
sobrevive gracias al apoyo de admiradores y amigos y al dinero que le envía su
hijo Ken. En 1934 intenta iniciar un nuevo viaje, pero cae gravemente enfermo y
debe regresar. Intenta suicidarse sin éxito. Dos años más tarde, proyecta un
viaje por la senda de Oku, siguiendo la ruta de Basho. No completa la ruta,
regresando a Gôchuan ocho meses más tarde. En 1938 Santoka abandona Gôchuan
para dirigirse a un pequeño monasterio cerca de la ciudad Matsuyama, el que se
convertiría en su última residencia. En abril de 1940 publica Somokuto (“Entre
Pagodas de Hierba”), su obra más importante. Fallece seis meses más tarde, el
11 de octubre de 1940.
Poesía
El
haiku
El haiku, una de las
formas tradicionales de la poesía japonesa, es un tipo poema de 17 sílabas, organizadas
en tres versos compactos según el esquema de 5 / 7 / 5, sin rima. En su origen,
el haiku se relaciona con otras formas de composición tradicional, como el
haikai, ejercicio en el que varios poetas componían versos con sentido
humorístico partiendo de un terceto inicial silábico 5 / 7 / 5; el tanka, poema
de 5 versos organizados 5 / 7 / 5 / 7 / 7 y el renga, composición colectiva (seisaku) sobre la base de poemas tanka. El
haikai así como otras formas de composición como el Haikai-no-Renga tienen su
origen en el siglo X d.C. para servir de diversión de las clases populares, en
contraste a las formas de composición más refinadas de la corte imperial
japonesa. Es precisamente esta última forma de composición, el Haikai-no-Renga,
el antecedente directo del haiku tradicional. Comparte con las formas
anteriores, el uso de un lenguaje simple y popular, la disposición en estrofas
breves, la estructura con base en versos de 5 o 7 sílabas y la composición en
conjunto de la mano de varios poetas. Como en el haikai, en el Haikai-no-Renga,
la sucesión de estrofas comienza con un terceto 5 / 7 / 5, el que recibe el
nombre de hokku. El hokku es acompañado por un Kigo, palabra que lo sitúa,
asociándolo a una determinada estación del año. Es con Matsuo Basho, un poeta
de la tradición del Haikai-no-Renga, que el hokku se independiza de la
estructura serial y de la creación colectiva, adquiriendo una nueva dimensión
estética y expresiva. Sin embargo, la palabra haiku (y su uso asociado al texto
poético) es posterior a Basho, quien siempre se refirió a sus poemas como
“hokku” o “Ku” (palabra que ha pasado a designar genéricamente a la estrofa de
tres versos con organización silábica 5 / 7 / 5). La expresión haiku parece
surgir por la condensación de haikai-no-ku, que era la designación para las
estrofas de sucesivas en el Haikai-no-Renga. La primera alusión al término data
de 1663, pero no es hasta el poeta Masaoka Shiki (quien utilizó la palabra
haiku para designar a sus poemas, distinguiéndolos del hokku, como creaciones
autónomas) que la nueva estructura de composición se asienta como canon con
características propias. Shiki establece la obligatoriedad del Kigo y la
estructura silábica 5 / 7 / 5, dando al Haiku tradicional su forma definitiva.
Santoka
y escritura del Haiku en Verso-libre
La poesía de Santoka es
una particular revisión de la tradición del haiku y de los grandes maestros
canónicos (Bashoo, Buson y Shiki); y al mismo tiempo su superación en la
búsqueda de un verso preciso y a la vez libre, una búsqueda que lo relacionaría
(tal vez sin saberlo él) con los grandes innovadores de la poesía europea y
americana, y del uso del verso libre (Pound, Eliot, Apollinaire).
La poesía de Santoka,
es una búsqueda formal, que permita (Son palabras de Baudelaire) encontrar en
el verso, la expresión precisa que dé cuenta de las complejidades y
fluctuaciones del mundo interior. En Santoka, el misticismo del Zen requiere
una reelaboración que pasa necesariamente por la trasformación de las
estructuras que lo subyacen: la organización silábica del Haiku tradicional
heredado de Basho es insuficiente; una conformación hermosa, también de gran
precisión, pero incapaz de ajustarse a las necesidades de un hombre en busca de
nuevas formas de expresión poética. Con la aparición del verso libre, es la
propia estructura del poema la que adquiere un nuevo significado: el verso se
alarga o se comprime según las necesidades del poeta, según la naturaleza de su
visión.
Temas
Los temas de la poesía
de Santoka son esencialmente los trazados por él en el esbozo que propone como
inicio en su autobiografía: “Los
infortunios de mi familia comenzaron con el suicidio de mi madre”. La
historia de la familia Shouichi y la muerte de su madre, entregarán al poeta
los temas clave de su escritura: la muerte, la pobreza, la soledad, el alcohol,
la decadencia.
Escribe a propósito del
recuerdo de su madre en el 47º aniversario de su muerte:
Ofrendando
fideos
Madre
Yo
también comeré
Dos años más tarde, en
un nuevo aniversario:
Dientes
de león cayendo
La
muerte de mi madre
Aquello
en lo que pienso incesantemente
La pobreza, recuerdo
del pasado familiar y del presente, como bonzo mendicante:
No
tengo dinero, no tengo cosas
No
tengo dientes
Estoy
completamente solo
*
Mi
pueblo natal
En
medio de la lluvia
Caminando
descalzo
La soledad y el Sake –
como fuente de inspiración y al mismo tiempo de evasión:
Vendo
mis harapos
Y
compro algo de sake
¿Habrá
soledad todavía?
Sin embargo, aún desde
la condición extrema de su existencia, el poeta se impone, ganando para la vida
instantes de belleza, chispazos iluminativos –como el Satori del Zen–, en los
cuales es posible recuperar para el hombre la visión de la totalidad y el
contacto íntimo con el mundo que le rodea.
Dejando
entrar la luna
En
mi dormitorio
Me
voy a dormir
*
Camino
Dejando
posarse en mí casa
una
libélula
*
Mi
cuenco de mendigar
Acepta
hojas caídas
Fuente:
http://www.japones.cl/?q=santoka.html
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