ACTO
PRIMERO
Escena
I
PADRE
UBU, MADRE UBU.
PADRE UBU - ¡Mierdra!
MADRE UBU - ¡Oh! Mira
qué bonito, Padre Ubu, sois un grandísimo gamberro.
PADRE UBU - ¡No me
hagáis acojotaros, Madre Ubu!
MADRE UBU - No es a mí,
Padre Ubu, sino a otro al que habría que asesinar.
PADRE UBU - De por mi
velón verde, no lo entiendo.
MADRE UBU - ¿Cómo,
Padre Ubu, estáis contento con vuestra suerte?
PADRE UBU - De por mi
velón verde, mierdra, señora, ciertamente que sí, estoy contento. Y con menos
se estaría: capitán de dragones, oficial de confianza del rey Venceslas,
condecorado con la orden del Aguila Roja de Polonia y antiguo rey de Aragón,
¿qué más queréis?
MADRE UBU - ¡Cómo!
¿Después de haber sido rey de Aragón os contentáis conduciendo a las revistas a
una cincuentena de matachines armados con machetes, cuando podríais hacer
suceder en vuestro frascuelo la corona de Polonia a la de Aragón?
PADRE UBU - ¡Ah! Madre
Ubu, no entiendo nada de lo que dices.
MADRE UBU - ¡Eres tan
burro!
PADRE UBU - De por mi
velón verde, el rey Venceslas está aún bien vivo; y admitiendo incluso que
muera, ¿no tiene acaso legiones de hijos?
MADRE UBU - ¿Quién te
impide degollar a toda la familia y ponerte en su lugar?
PADRE UBU - ¡Ah! Madre
Ubu, me estáis injuriando y pronto se os hará pasar por la cacerola.
MADRE UBU - ¡Eh! Pobre
desgraciado, si yo pasara por la cacerola, ¿quién te remendaría la culera del
pantalón?
PADRE UBU - ¡Realmente!
¿Y qué más? ¿Es que no tengo un culo como los demás?
MADRE UBU - Si
estuviera en tu lugar querría instalar ese culo en un trono. Podrías aumentar
indefinidamente tus riquezas, comer muy a menudo morcilla y rodar en carroza
por las calles.
PADRE UBU - Si fuera
rey me haría construir una gran capellina como la que tenía en Aragón y que
esos bribones de españoles me robaron imprudentemente.
MADRE UBU - También
podrías procurarte un paraguas y un amplio chubasquero que te llegaría hasta
los talones.
PADRE UBU - ¡Ah! Cedo a
la tentación. Pajarraco de mierdra, mierdra de pajarraco, si alguna vez me lo
encuentro en alguna esquina pasará un mal rato.
MADRE UBU - ¡Ah! Bien
Padre Ubu, hete aquí convertido en un verdadero hombre.
PADRE UBU - ¡Oh, no!
Yo, capitán de dragones, degollar al rey de Polonia. ¡Antes morir!
MADRE UBU (aparte) -
¡Oh! ¡Mierdra! (Alto.) ¿Así pues, vas a continuar de pordiosero, igual que una
rata, Padre Ubu?
PADRE UBU - Voto a, de
por mi velón verde, prefiero ser pordiosero como una rata flaca y valiente que
rico como un malvado y gordo gato.
MADRE UBU - ¿Y la
capellina? ¿Y el paraguas? ¿Y el amplio chubasquero?
PADRE UBU - ¿Y después
qué más da, Madre Ubu?
Se va golpeando la
puerta.
MADRE UBU (sola) -
Jodre, mierdra, se ha resistido a la descarga, pero Jodre, mierdra, sin embargo
creo haberle resquebrajado. Gracias a Dios y a mí misma, quizás en ocho días
sea reina de Polonia.
Escena
II
La
escena representa una estancia de la casa del Padre Ubu donde se encuentra
preparada una espléndida mesa.
PADRE
UBU, MADRE UBU.
MADRE UBU - ¡Eh!
Nuestros invitados se retrasan mucho.
PADRE UBU - Sí, de por
mi velón verde. Me muero de hambre. Madre Ubu, estás bien fea hoy. ¿Será porque
recibimos gente?
MADRE UBU (encogiéndose
de hombros.) - Mierdra.
PADRE UBU (agarrando un
pollo asado) - ¡Mira! Tengo hambre. Voy a morder este pájaro. Es un pollo,
creo. No está malo.
MADRE UBU - ¿Qué haces
desgraciado? ¿Qué van a comer nuestros invitados?
PADRE UBU - Ya tendrán
bastante, ya. No tocaré nada más. Madre Ubu, ve pues a la ventana a ver si
nuestros invitados llegan.
MADRE UBU (yendo.) - No
veo nada.
Mientras tanto, el
Padre Ubu hurta una rodaja de ternera.
MADRE UBU - ¡Ah! He
aquí al capitán Bordure y a sus partidarios que llegan. ¿Qué estás comiendo,
Padre Ubu?
PADRE UBU - Nada, un
poco de ternera.
MADRE UBU - ¡Ah! ¡La
ternera, la ternera, la ternera! ¡Se ha comido la ternera! ¡Socorro!
PADRE UBU - ¡De por mi
velón verde, te voy a arrancar los ojos!
Se abre la puerta.
Escena
III
PADRE
UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE Y SUS PARTIDARIOS
MADRE UBU - Buenos días
señores, os esperábamos con impaciencia. Sentaos.
CAPITAN BORDURE -
Buenos días señora. ¿Pero dónde está el Padre Ubu?
PADRE UBU - ¡Heme aquí!
¡Heme aquí! Mecachis, de por mi velón verde, sin embargo estoy bastante gordo.
CAPITAN BORDURE -
Buenos días, Padre Ubu. ¡Que se sienten mis hombres!
Se sientan todos.
PADRE UBU - Uff, un
poco más y hundo una silla.
CAPITAN BORDURE - ¡Eh!
¡Madre Ubu! ¿Qué nos daréis de bueno hoy?
MADRE UBU - Aquí tenéis
el menú.
PADRE UBU - ¡Oh! Esto
me interesa.
MADRE UBU - Sopa
polaca, ternera, pollo, paté de perro, rabadillas de pava, nata con
bizcochos...
PADRE UBU - Eh, ya
está, supongo. ¿Aún hay algo más?
MADRE UBU (continuando)
- Helado en molde, ensalada, fruta, postre guisado, tupinambos, coliflores a la
mierdra.
PADRE UBU - ¿Me tomas
por emperador de Oriente para hacer semejantes gastos?
MADRE UBU - No le
escuchéis, es imbécil.
PADRE UBU - ¡Ah! Voy a
afilar mis dientes en tus pantorrillas.
MADRE UBU - Mejor
cenes, Padre Ubu. Aquí está la sopa.
PADRE UBU - Diantre,
qué mala es.
CAPITAN BORDURE - No es
buena, en efecto.
MADRE UBU - Hatajo de
árabes, ¿qué necesitáis?
PADRE UBU (golpeándose
la frente) - ¡Oh! Tengo una idea. Vuelvo después.
Se va.
MADRE UBU - Señores,
vamos a probar la ternera.
CAPITAN BORDURE - Es
muy buena, ya he acabado.
MADRE UBU - A por las
rabadillas, ahora.
CAPITAN BORDURE -
¡Exquisito, exquisito! Viva la Madre Ubu.
TODOS - Viva la Madre
Ubu.
PADRE UBU (volviendo) -
Y pronto vais a gritar viva el Padre Ubu.
Lleva una escoba
repugnante en la mano y la arroja en medio del festín.
MADRE UBU - Miserable,
¿qué haces?
PADRE UBU - Probad un
poco.
Varios la prueban y caen
envenenados.
PADRE UBU - Madre Ubu,
pásame paté de perro para que lo sirva.
MADRE UBU - Aquí lo
tienes.
PADRE UBU - ¡Fuera
todos! Capitán Bordure, tengo que hablaros.
LOS OTROS - ¡Eh! No
hemos comido.
PADRE UBU - ¡Cómo que
no habéis comido! ¡Fuera todos! Quedaos, Bordure.
Nadie se mueve.
PADRE UBU - ¿Aún no os
habéis marchado? De por mi velón verde, voy a chafaros con paté de perro.
Comienza a lanzarlo.
TODOS - ¡Oh! ¡Ay!
¡Socorro! ¡Defendámonos! ¡Maldita sea! ¡Muerto estoy!
PADRE UBU - Mierdra,
mierdra, mierdra. ¡Largo! Qué bien lo hago.
TODOS - ¡Sálvese quien
pueda! ¡Miserable Padre Ubu! ¡Traidor y desgraciado gamberro!
PADRE UBU - ¡Ah! Por
fin se han ido. Respiro, pero he comido muy mal. Venid, Bordure.
Entran junto con la
Madre Ubu.
Escena
IV
PADRE
UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE
PADRE UBU - Y bien,
capitán, ¿habéis comido bien?
CAPITAN BORDURE -
Considerablemente, señor, salvo por la mierdra.
PADRE UBU - ¡Eh! La
mierdra no era mala.
MADRE UBU - Cada uno
tiene sus gustos.
PADRE UBU - Capitán
Bordure, estoy decidido a haceros duque de Lituania.
CAPITAN BORDURE -
¡Cómo! Os creía bastante pobretón, Padre Ubu.
PADRE UBU - Dentro de
algunos días, si vos queréis, reino en Polonia.
CAPITAN BORDURE - ¿Vais
a matar a Venceslas?
PADRE UBU - No es
tonto, el tipejo este. Lo ha adivinado.
CAPITAN BORDURE - Si se
trata de matar a Venceslas contad conmigo. Soy su enemigo mortal, y respondo de
mis hombres.
PADRE UBU (arrojándose
sobre él para abrazarle.) - ¡Oh! ¡Oh! Os quiero muchísimo, Bordure.
CAPITAN BORDURE - ¡Eh!
Apestáis, Padre Ubu. ¿Acaso no os laváis nunca?
PADRE UBU - Rara vez.
MADRE UBU - ¡Jamás!
PADRE UBU - Voy a
pisarte los callos.
MADRE UBU - ¡Bola de
mierdra!
PADRE UBU - Marchad,
Bordure, he acabado ya con vos. Pero, de por mi velón verde, juro por la Madre
Ubu haceros duque de Lituania.
MADRE UBU - Pero...
PADRE UBU - Cállate, mi
dulce niña...
Salen.
Escena
V
PADRE
UBU, MADRE UBU, UN MENSAJERO
PADRE UBU - Señor, ¿qué
queréis? Largaos con viento fresco. Me cansáis.
EL MENSAJERO - Señor,
el rey os llama.
Sale.
PADRE UBU - ¡Oh!
Mierdra, voto a bríos, de por mi velón verde, estoy descubierto, me van a
decapitar. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
MADRE UBU - ¡Qué hombre
más blandengue! Y el tiempo apremia.
PADRE UBU - ¡Oh! Tengo
una idea: diré que son la Madre Ubu y Bordure.
MADRE UBU - ¡Ah!
Grandísimo hijoputa, si haces eso...
PADRE UBU - ¡Eh! Esa es
mi intención.
Sale.
MADRE UBU (corriendo tras
él.) - ¡Oh! Padre Ubu, Padre Ubu, te daré andouille.
Sale.
PADRE UBU (entre
bastidores.) - ¡Ah! iMierdra!
Escena
VI
El
palacio del rey
EL REY VENCESLAS
rodeado de sus oficiales; BORDURE; LOS HIJOS DEL REY, BOLESLAS, LADISLAS Y
BOUGRELAS. Después UBU.
PADRE UBU (saliendo) -
¡Oh! ¿Sabéis? Yo no tengo nada que ver. Yo no, yo no. Son la Madre Ubu y
Bordure.
EL REY - ¿Qué te
ocurre, Padre Ubu?
BORDURE - Ha bebido
demasiado.
EL REY - Como yo esta
mañana.
PADRE UBU - Sí, estoy
borracho. Es porque he bebido demasiado vino de Francia.
EL REY - Padre Ubu
pretendo recompensar tus numerosos servicios como capitán de dragones, y te
hago conde de Sandomir.
PADRE UBU - Oh señor
Venceslas. No sé cómo agradecéroslo.
EL REY - No me lo
agradezcas, Padre Ubu, y mañana está presente en la gran revista.
PADRE UBU - Estaré,
pero aceptad, por favor, esta pequeña flauta.
Presenta al rey una
flauta.
EL REY - ¿Qué quieres
que haga con una flauta? Se la daré a Bougrelas.
EL JOVEN BOUGRELAS - Si
será memo este padre Ubu.
PADRE UBU - Y ahora me
largo pitando (cae al volverse.). ¡Oh! ¡Ay! ¡Socorro! ¡De por mi velón verde,
me he roto el intestino y reventado la tripa!
EL REY (levantándole.)
- Padre Ubu, ¿os habéis hecho daño?
PADRE UBU - En verdad
que sí. Y seguramente voy a reventar. ¿Qué será de la Madre Ubu?
EL REY - Nos ocuparemos
de mantenerla.
PADRE UBU - Os sobra
bondad. (Sale.) Sí, pero, rey Venceslas, no por eso dejarás de ser degollado.
Escena
VII
La
casa de Ubu
GIRON,
PILE, COTICE, PADRE UBU, MADRE UBU, CONJURADOS Y SOLDADOS; CAPITAN BORDURE.
PADRE UBU - ¡Eh! Buenos
amigos, es el momento preciso de fijar el plan de la conspiración. Que cada uno
dé su opinión. Daré primero la mía, Si me lo permitís.
CAPITAN BORDURE -
Hablad, Padre Ubu.
PADRE UBU - Pues bien,
amigos míos, soy partidario de envenenar sin más al rey atizándole arsénico en
su almuerzo. Cuando quiera pastarlo caerá muerto, y de este modo seré rey.
TODOS - ¡Fiu! ¡Vaya con
el marrano!
PADRE UBU - Y bien, ¿no
os gusta esto? Entonces que Bordure diga su parecer.
CAPITAN BORDURE - Yo
soy partidario de sacudirle un sablazo que le raje de la cabeza a la cintura.
TODOS - ¡Sí! He aquí
algo noble y valiente.
PADRE UBU - ¿Y si os
pega patadas? Me acuerdo ahora de que tiene para las revistas unos zapatos de
hierro que hacen mucho daño. Si yo supiese, correría a denunciaros para
librarme de este cochino asunto, y creo que me daría también algún dinero.
MADRE UBU - ¡Oh! El muy
traidor, cobarde, malo, y roñoso tipejo.
TODOS - ¡Abuchead al
Padre Ubu!
PADRE UBU - ¡Ey!
Señores, compórtense si no quieren oír lo que me guardo. En fin, consiento en
exponerme por vosotros. De modo que, Bordure, tú te encargas de atravesar al
rey.
CAPITAN BORDURE - ¿No
sería mejor arrojarnos sobre él todos a la vez berreando y aullando? De este
modo tendríamos la posibilidad de arrastrar a las tropas.
PADRE UBU - Bien,
entonces intentaré pisarle, él dará un respingo, y entonces le diré: MIERDRA, y
a esta señal os arrojaréis sobre él.
MADRE UBU - Sí, y a la
que muera tú tomarás el cetro y la corona.
CAPITAN BORDURE - Y yo
correré con mis hombres en persecución de la familia real.
PADRE UBU - Sí. Y te
recomiendo especialmente al joven Bougrelas.
Salen.
PADRE UBU (corriendo
tras ellos y haciéndoles volver) - Señores, hemos olvidado una ceremonia
indispensable. Hay que jurar empeñarse valientemente.
CAPITAN BORDURE - ¿Y
cómo vamos a hacerlo? No tenemos cura.
PADRE UBU - La Madre
Ubu hará las veces.
TODOS - Pues bien, sea.
PADRE UBU - ¿Entonces
juráis matar realmente al rey?
TODOS - Sí, lo juramos.
¡Viva el Padre Ubu!
FIN
DEL PRIMER ACTO
***
ACTO
SEGUNDO
Escena
I
El
palacio del rey
VENCESLAS,
LA REINA ROSEMONDE, BOLESLAS, LADISLAS Y BOUGRELAS
EL REY - Señor
Bougrelas, habéis estado, esta mañana, muy impertinente con el Señor Ubu,
caballero de mis órdenes y conde de Sandomir. Es por ello que os prohíbo
aparecer en mi revista.
LA REINA - Sin embargo,
Venceslas, no os vendría mal tener a toda vuestra familia para defenderos.
EL REY - Señora, nunca
me retracto de lo que he dicho. Me fatigáis con vuestras monsergas.
EL JOVEN BOUGRELAS - Me
someto, señor padre mío.
LA REINA - Finalmente,
sire, ¿estáis aún decidido a ir a esa revista?
EL REY - ¿Por qué no,
señora?
LA REINA - ¿Pero,
vuelvo a repetirlo? ¿Acaso no le he visto en sueños golpeándoos con maza y
arrojándoos al Vístula, y un águila como la que figura en las armas de Polonia
colocándole la corona en la cabeza?
EL REY - ¿A quién?
LA REINA - Al Padre
Ubu.
EL REY - ¡Qué locura!
El señor de Ubu es un excelente gentilhombre, que se dejaría despellejar vivo
por servirme.
LA REINA Y BOUGRELAS -
Qué error.
EL REY - Callad, joven
mequetrefe. Y a vos, señora, para probaros lo poco que temo al señor Ubu, voy a
ir a la revista tal como estoy, sin arma y sin espada.
LA REINA - Fatal
imprudencia. No volveré a veros vivo.
EL REY - Venid,
Ladislas, venid, Boleslas.
Salen. La reina y
Bougrelas van a la ventana.
LA REINA Y BOUGRELAS -
Que Dios y el gran San Nicolás os guarden.
LA REINA - Bougrelas,
venid conmigo a la capilla para rezar por vuestro padre y vuestros hermanos.
Escena
II
El
campo de revistas.
EJÉRCITO
POLACO, EL REY, BOLESLAS, LADISLAS, PADRE UBU, CAPITAN BORDURE Y SUS HOMBRES,
GIRON, PILE, COTICE.
EL REY - Noble Padre
Ubu, venid junto a mí con vuestro séquito, para inspeccionar las tropas.
PADRE UBU (a los
suyos.) - ¡Atentos! (Al rey.) Ya vamos, señor. Ya vamos.
Los hombres de Ubu
rodean al rey.
EL REY - ¡Ah! Aquí está
el regimiento de guardias a caballo de Dantzig. Qué bellos son, a fe mía.
PADRE UBU - ¿Lo creéis?
Me parecen miserables. Mirad éste. (Al soldado) ¿Cuánto hace que no te has
lavado, innoble bellaco?
EL REY - Pero este
soldado está muy limpio. ¿Qué os ocurre, pues, Padre Ubu?
PADRE UBU - ¡Esto!
Le pisa el pie.
EL REY - ¡Miserable!
PADRE UBU - MIERDRA. ¡A
mí, mis hombres!
BORDURE - ¡Hurra!
¡Adelante!
Todos golpean al rey.
Un Palotino explota.
EL REY - ¡Oh! ¡Socorro!
Virgen Santa, muerto soy.
BOLESLAS (a Ladislas.)
- ¿Qué es esto? Desenvainemos.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Tengo
la corona! A por los otros ahora.
CAPITÁN BORDURE - ¡A
por los traidores!
Los hijos del rey
huyen. Todos les persiguen.
Escena
III
LA
REINA Y BOUGRELAS
LA REINA - Por fin,
comienzo a tranquilizarme.
BOUGRELAS - No tenéis
motivo alguno para sentir temor.
Un espantoso clamor se
deja oír fuera.
BOUGRELAS - ¡Ah! ¿Qué
veo? Mis dos hermanos perseguidos por el padre Ubu y sus hombres.
LA REINA - ¡Dios mío!
¡Virgen Santa! ¡Pierden, pierden terreno!
BOUGRELAS - Todo el
ejército sigue al Padre Ubu. El rey ya no existe. ¡Horror! ¡Socorro!
LA REINA - ¡Mira!
¡Boleslas muerto! Ha recibido un balazo.
BOUGRELAS - ¡Eh!
(Ladislas se vuelve.) ¡Defiéndete! ¡Hurra, Ladislas!
LA REINA - ¡Oh! Está
rodeado.
BOUGRELAS - Se acabó
todo para él. Bordure acaba de partirlo en dos como a una salchicha.
LA REINA - ¡Ah! ¡Ay de
nosotros! Esas furias penetran en palacio. Suben la escalera.
El clamor aumenta.
LA REINA Y BOUGRELAS
(de rodillas.) - Dios mío, socórrenos.
BOUGRELAS - ¡Oh! ¡Ese
Padre Ubu! El tunante, miserable, si pudiera agarrarle...
Escena
IV
LOS
MISMOS (la puerta ha sido desfondada.) EL PADRE UBU y los sicarios entran.
PADRE UBU - ¡Eh!
Bougrelas, ¿qué me quieres hacer?
BOUGRELAS - ¡Vive Dios!
¡Defenderé a mi madre hasta la muerte! El primero que dé un paso es hombre
muerto.
PADRE UBU - ¡Oh
Bourdure, tengo miedo! Dejadme ir.
UN SOLDADO (avanza) -
¡Ríndete, Bougrelas!
EL JOVEN BOUGRELAS -
¡Toma, gamberro, cóbrate! (le parte el cráneo)
LA REINA - ¡Resiste,
Bougrelas, resiste!
VARIOS (avanzan) -
Bougrelas, te perdonaremos la vida.
BOUGRELAS - ¡Tunantes,
borrachos, marranos a sueldo! (con un molinete de su espada produce una
matanza)
PADRE UBU - ¡Oh! De
cualquier manera lograré mi propósito.
BOUGRELAS - ¡Ponte a
salvo, madre, por la escalera secreta!
LA REINA - ¿Y tú, hijo
mío, y tú?
BOUGRELAS - Te sigo.
PADRE UBU - Tratad de
atrapar a la Reina. ¡Ah! ya se ha ido. En cuanto a tí, miserable... (se
adelanta hacia Bougrelas)
BOUGRELAS - ¡Ah! ¡Vive
Dios! ¡Esta es mi venganza! (le descose la barriga de un tremendo mandoble)
¡Madre, te sigo!
Desaparece por la escalera
secreta.
Escena
V
Una
caverna en las montañas.
EL
JOVEN BOUGRELAS entra seguido por ROSEMONDE
BOUGRELAS - Aquí
estaremos seguros.
LA REINA - Sí, así lo
creo. ¡Bougrelas, sostenme!
Cae sobre la nieve.
BOUGRELAS - ¡Ah! ¿Qué
tienes, madre mía?
LA REINA - Me encuentro
muy enferma, créeme. Bougrelas, sólo me quedan dos horas de vida.
BOUGRELAS - ¡Qué! ¿Se
habrá apoderado de ti el frío?
LA REINA - ¿Cómo
quieres que resista a tantos golpes? El rey degollado, nuestra familia
destruida, y tú, representante de la más noble raza que jamás haya llevado
espada, forzado a huir a las montañas como un contrabandista.
BOUGRELAS - ¡Y por
quién, gran Dios! ¿Por quién? ¡Un vulgar Padre Ubu, aventurero salido de no se
sabe dónde, crápula vil, vergonzoso vagabundo! Y cuando pienso que mi padre le
ha condecorado y hecho conde, y que al día siguiente ese malvado no ha sentido
vergüenza de alzar la mano contra él.
LA REINA - ¡Oh,
Bougrelas! ¡Cuando me acuerdo de lo felices que éramos antes de la llegada de
ese Padre Ubu! ¡Más ahora, ay, todo ha cambiado!
BOUGRELAS - ¿Qué vamos
a hacerle? Aguardemos con esperanza y no renunciemos nunca a nuestros derechos.
LA REINA - Te lo deseo,
niño querido, pero, en cuanto a mí, no veré el día feliz.
BOUGRELAS - ¡Eh! ¿Qué
tienes? Palidece, cae. ¡Socorro! ¡Pero estoy en un desierto! ¡Oh, Dios mío! Su
corazón ya no late. ¡Está muerta! ¿Sera posible? ¡Una víctima más del Padre
Ubu! (Esconde el rostro entre las manos y llora.) ¡Oh, Dios mío! ¡Qué triste es
encontrarse solo a los catorce años con una terrible venganza que cumplir!
Cae presa de la más
violenta desesperación.
Mientras tanto las
almas de Venceslas, de Boleslas, de Ladislas, de Rosemonde entran en la gruta.
Sus Antepasados les acompañan y llenan la gruta. El más viejo se acerca a
Bougrelas y le despierta suavemente.
BOUGRELAS - ¡Eh! ¿Qué
veo? Toda mi familia, mis antepasados...¿Por qué prodigio?
LA SOMBRA - Entérate, Bougrelas,
de que fui durante mi vida el señor Matías de Konigsberg, primer rey y fundador
de la casa. Te encargo de cumplir nuestra venganza. (Le da una gran espada.) Y
que esta espada que te entrego no repose hasta que haya golpeado de muerte al
usurpador.
Todos desaparecen y
Bougrelas se queda solo en actitud de éxtasis.
Escena
VI
El
palacio del rey.
PADRE
UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE
PADRE UBU - ¡No yo no
quiero! ¿Queréis arruinarme por esos bordes?
CAPITAN BORDURE - Pero
vamos, Padre Ubu, ¿no veis que el pueblo espera el don del feliz advenimiento?
MADRE UBU - Si no haces
repartir carnes y oro serás derribado antes de dos horas.
PADRE UBU - ¡Carnes sí!
¡Oro, no! Cargaos tres caballos viejos. Son la mar de buenos para semejantes
marranos.
MADRE UBU - ¡Marrano
tú! ¿Quién me habrá construido un animal de esta calaña?
PADRE UBU - Una vez más
lo repito. Quiero enriquecerme. No soltaré ni un real.
MADRE IJBU - Teniendo
en las manos todos los tesoros de Polonia.
CAPITAN BORDURE - Sí,
sé que hay en la capilla un inmenso tesoro. Lo repartiremos.
PADRE UBU - Miserable,
¡si haces eso...!
CAPITAN BORDURE - Pero,
Padre Ubu, si no repartes algo el pueblo no querrá pagar los impuestos.
PADRE UBU - ¿Es verdad
eso?
MADRE UBU - ¡Sí, sí!
PADRE UBU - ¡Oh!
Entonces accedo a todo. Reunid tres millones, coced ciento cincuenta bueyes y
corderos. ¡Además yo también tendré mi parte!
Salen.
Escena
VII
El
patio de palacio lleno de pueblo.
PADRE
UBU coronado. MADRE UBU, CAPITAN BORDURE, CRIADOS cargados de carne.
PUEBLO - ¡Ahí está el
rey! ¡Viva el rey! ¡Hurra!
PADRE UBU (arrojando
oro.) - Tomad, eso para vosotros. No me divertía nada daros dinero, pero,
sabéis, ha sido la Madre Ubu la que ha querido. Al menos prometedme que
pagaréis bien los impuestos.
TODOS - ¡Sí! ¡Sí!
CAPITAN BORDURE -
Mirad, Madre Ubu, hasta qué extremos disputan el oro ese. ¡Qué batalla!
MADRE UBU - Realmente
es horrible. ¡Beurgh! Allí hay uno con el oro.
PADRE UBU -
¡Maravilloso espectáculo! Traed más cajas de oro.
CAPITAN BORDURE - ¿Y si
hiciéramos una carrera?
PADRE UBU - Es una
buena idea. (Al pueblo.) Amigos míos, esta caja de oro que veis contiene
trescientos mil nobles a la rosa de oro en moneda polaca y de buena ley. Que
los que quieran correr se pongan en el extremo del patio. Saldréis cuando agite
mi pañuelo y el primero en llegar tendrá la caja. En cuanto a los que no ganen
tendrán, como consolación, esta otra caja que se les repartirá.
TODOS - ¡Sí! ¡Viva el
Padre Ubu! ¡Qué buen rey! No se veían cosas así en tiempos de Venceslas.
PADRE UBU (a la Madre
Ubu con alegría) -¡Escúchales!
Todo el pueblo va a
situarse al extremo del patio.
PADRE UBU - ¡Uno, dos,
tres! ¿Estáis listos?
TODOS - ¡Sí, sí!
PADRE UBU - ¡Salid!
Salen dando tumbos.
Gritos y tumulto.
CAPITAN BORDURE - ¡Se
acercan, se acercan!
PADRE UBU - ¡Eh! El
primero pierde terreno.
MADRE UBU - No, ahora
vuelve a ganarlo.
CAPITAN BORDURE - ¡Oh!
¡Pierde, pierde! ¡Ya está! ¡Ha sido el otro! El que iba segundo llega primero.
TODOS - ¡Viva Miguel Federovitch!
¡Viva Miguel Federovitch!
MIGUEL FEDEROVlTCH -
Sire, no sé realmente cómo agradecer a Vuestra Majestad...
PADRE UBU - ¡Oh! Mi
querido amigo, no es nada. Lleva la caja a tu casa, Miguel. Y vosotros
repartíos esta otra. Coged una moneda cada uno hasta que no queden.
TODOS - ¡Viva Miguel
Federovitch! ¡Viva el Padre Ubu!
PADRE UBU - ¡Y
vosotros, amigos míos, venid a comer! Os abro las puertas del palacio. ¡Hacedle
honor a mi rnesa!
PUEBLO - ¡Entremos!
¡Entremos! ¡Viva el Padre Ubu! ¡Es el más noble de los soberanos!
Entran en el palacio.
Se oye el ruido de la orgía que se prolonga hasta el día siguiente. Cae el
telón.
FIN
DEL SEGUNDO ACTO
***
ACTO
TERCERO
Escena
I
El
palacio.
PADRE
UBU, MADRE UBU
PADRE UBU - De por mi
velón verde, heme aquí rey de este país, he pegado ya una indigestión y van a
traerme mi gran capellina.
MADRE UBU - ¿De qué
está hecha, Padre Ubu? Porque aunque seamos reyes, debemos ser económicos.
PADRE UBU - Mi señora
hembra, es de piel de cordero con un broche y abrazaderas de piel de perro.
MADRE UBU - Eso es
estupendo, pero aún lo es más el hecho de ser reyes.
PADRE UBU - Si, has
tenido razón, Madre Ubu.
MADRE UBU - Debemos
agradecerlo en gran manera al duque de Lituania.
PADRE UBU - ¿A quién?
MADRE UBU - ¡Eh! El
capitán Bordure.
PADRE UBU - Por favor,
Madre Ubu, no me hables de ese farsante, ahora que ya no le necesito puede
esperar sentado. No tendrá su ducado.
MADRE UBU - Estás
cometiendo un grave error. Se revolverá contra tí.
PADRE UBU - ¡Oh! Qué
pena me da el hombrecillo ese. Le tengo tanto miedo!
MADRE UBU - ¡Eh! ¿Crees
haber acabado con Bougrelas?
PADRE UBU - ¿Qué temor
podría tenerle a un macaco de catorce años?
MADRE UBU - Padre Ubu,
presta atención a lo que te digo. Créeme intenta ganarte a Bougrelas merced a
tus buenas acciones.
PADRE UBU - ¿Aún tengo
que dar más dinero? ¡Ah! ¡Pardiez que me habéis hecho derrochar por lo menos
veintidós millones.
MADRE UBU - Haz lo que
te plazca, Padre Ubu. Te socarrarás.
PADRE UBU - Pues bien,
tú estarás conmigo en la olla.
MADRE UBU - Escucha una
vez más, estoy segura de que el joven Bougrelas triunfará al cabo, pues el buen
derecho está de su parte.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Basura!
¿Acaso el mal derecho no vale tanto como el bueno? Ah, me injurias, Madre Ubu,
voy a hacerte pedazos.
La Madre Ubu huye
perseguida por Ubu.
Escena
II
La
gran sala de palacio.
PADRE
UBU, MADRE UBU, NOBLES ENCADENADOS, FINANCIEROS, MAGISTRADOS, ESCRIBANOS
FORENSES.
PADRE UBU - ¡Traed la
caja de Nobles, y el gancho de Nobles, y el cuchillo de Nobles, y el libraco de
Nobles! Después, haced avanzar a los nobles.
Empujan brutalmente a
los Nobles.
MADRE UBU - Por favor,
modérate, Padre Ubu.
PADRE UBU - Tengo el
honor de anunciaros que para enriquecer el reino voy a hacer perecer a todos
los Nobles y apoderados de sus bienes.
NOBLES - ¡Horror!
¡Ayudadnos, pueblo y soldados!
PADRE UBU - Traed al
primer Noble, y dadme el gancho de Nobles. A los que se condene a muerte los
pasaré por la trampa, caerán al subsuelo del Pinchapuercos y de la Sala de la
Calderilla, por donde se les sacara el cerebro. (Al primer Noble.) ¿Quién eres,
macaco?
EL NOBLE - El conde de
Vitepsk.
PADRE UBU - ¿A cuánto
ascienden tus ingresos?
EL NOBLE - A tres
millones de rixdales.
PADRE UBU - ¡Condenado!
Le coge con el gancho y
le hace pasar por el agujero.
MADRE UBU - ¡Qué
ferocidad más vil!
PADRE UBU - Segundo
Noble, ¿quién eres? (el Noble no contesta nada.) ¿Vas a contestarme, macaco
mamarracho?
EL NOBLE - Gran duque
de Posen.
PADRE UBU - ¡Excelente!
¡Excelente! Ya no necesito más. A la trampa con él. Tercer Noble, ¿quién eres?
Tienes una mala cabeza.
EL NOBLE - Duque de
Curlandia, de las ciudades de Riga, de Revel y Mitau.
PADRE UBU - ¡Muy bien!
¡Muy bien! ¿No tienes nada más?
EL NOBLE - Nada.
PADRE UBU - Entonces a
la trampa. Cuarto Noble, ¿quién eres?
EL NOBLE - Príncipe de
Podolia.
PADRE UBU - ¿Cuáles son
tus ingresos?
EL NOBLE - Estoy
arruinado.
PADRE UBU - A causa de
esa mala palabra, pasa a la trampa. Quinto Noble, ¿quién eres?
EL NOBLE - Margrave de
Thorn, palatino de Polock.
PADRE UBU - No es
mucho. ¿No tienes nada más?
EL NOBLE - Me bastaba
con eso.
PADRE UBU - ¡Bueno! Más
vale poco que nada. A la trampa. ¿Qué cuchicheas, Madre Ubu?
MADRE UBU - Eres
demasiado feroz, Padre Ubu.
PADRE UBU - ¡Eh! Me
enriquezco. Voy a hacerme leer MI lista de MIS bienes. Escribano, leedme MI
lista de MIS bienes.
EL ESCRIBANO -
Principado de Podolia, gran ducado de Posen, ducado de Curlandia, condado de
Sandomir, condado de Vitepsk, palatinado de Polock, margraviato de Thorn.
PADRE UBU - ¿Y qué más?
EL ESCRIBANO - Eso es
todo.
PADRE UBU - ¡Cómo! ¡Eso
es todo! Entonces perfecto, adelante con los Nobles, y como no acabe de
enriquecerme voy a hacer ejecutar a todos: los Nobles, y así tendré todos los
bienes vacantes. Venga, meted a los Nobles en la trampa. (Apilan a los Nobles
en la trampa.) Daos prisa, rápido, ahora quiero hacer leyes.
VARIOS - Vamos a verlo.
PADRE UBU - Primero voy
a reformar la justicia, después de lo cual procederemos a las finanzas.
VARIOS MAGISTRADOS -
Nos oponemos a todo cambio.
UBU - Mierdra. Para
empezar, no se pagará más a los magistrados.
MAGISTRADOS - ¿Y de qué
vamos a vivir? Somos pobres.
PADRE UBU - Tendréis
las multas que pronunciéis, y los bienes de los condenados a muerte.
UN MAGISTRADO - Horror.
SEGUNDO- Infamia.
TERCERO - Escándalo.
CUARTO - Indignidad.
TODOS - Rehusamos
juzgar en condiciones semejantes.
PADRE UBU - ¡A la
trampa los magistrados!
Se debaten en vano.
MADRE UBU - ¡Eh! ¿Qué
haces, Padre Ubu? ¿Quién hará justicia ahora?
PADRE UBU - ¡Toma! Yo.
Verás qué bien va a marchar todo.
MADRE UBU - Sí, será un
buen tinglado.
PADRE UBU - ¡Basta!
Cállate, mamarrachota. Ahora, señores, vamos a proceder a las finanzas.
FINANCIEROS - No hay
nada que cambiar.
PADRE UBU - Cómo,
quiero cambiarlo todo, yo. Primero, quiero para mí la mitad de los impuestos.
FINANCIEROS - No se
está de nada.
PADRE UBU - Señores,
estableceremos un impuesto de un diez por ciento sobre la propiedad, otro sobre
el comercio y la industria, y un tercero sobre los casamientos, y un cuarto
sobre los fallecimientos, de quince francos cada uno.
PRIMER FINANCIERO -
Pero esto es idiota, Padre Ubu.
SEGUNDO FINANCIERO - Es
absurdo.
TERCER FINANCIERO - No
tiene pies ni cabeza.
PADRE UBU - ¡Os burláis
de mí! ¡A la trampa los financieros!
Arrojan a la trampa a
los financieros.
MADRE UBU - Pero bueno,
Padre Ubu, ¿qué clase de rey eres? Acabas con todo el mundo.
PADRE UBU - ¡Eh!
¡Mierdra!
MADRE UBU - No más
justicia, no más finanzas.
PADRE UBU - No temas
nada, mi dulce niña. Yo mismo iré de pueblo en pueblo a cobrar los impuestos.
Escena
III
Una
casa de campo en los alrededores de Varsovia.
Varios
campesinos se hallan reunidos.
UN CAMPESINO
(entrando.) - Sabed la gran noticia. El rey ha muerto, los duques también, y el
joven Bougrelas ha huido con su madre a las montañas. Además el Padre Ubu se ha
apoderado del trono.
OTRO - Yo sé mucho más.
Vengo de Cracovia en donde he visto llevar los cuerpos de más de trescientos
nobles y de quinientos magistrados a los que han matado, y parece ser que van a
doblar los impuestos y que el Padre Ubu vendrá a recaudarlos en persona.
TODOS - ¡Gran Dios!
¿Qué va a ser de nosotros? El Padre Ubu es un horrible puerco y su familia
dicen que es abominable.
UN CAMPESINO - Pero
oíd. ¿No se diría que llaman a la puerta?
UNA VOZ - ¡Cuernos de
boque! ¡Abrid, por mi mierdra, por San Juan, San Pedro y San Nicolás! Abrid,
sable de finanzas, cuerno de finanzas, vengo a buscar los impuestos.
Desfondan la puerta.
Ubu entra seguido de una legión de usureros.
Escena
IV
PADRE UBU - ¿Quién de
vosotros es el más viejo? (un campesino se acerca.) ¿Cómo te llamas?
EL CAMPESINO -
Estanislao Leczinski.
PADRE UBU - Pues bien,
cuernos de boque, escúchame bien, si no estos señores te cortarán las ovejas.
¿Pero vas a escucharme al fin?
ESTANISLAO - Pero si
Vuestra Excelencia aún no ha dicho nada.
PADRE UBU - Vamos, hace
una hora que estoy hablando. ¿Crees que vengo aquí para predicar en el
desierto?
ESTANISLAO - Lejos de
mí esa idea.
PADRE UBU - Vengo pues
a decirte, a ordenarte y a significarte que debes producir y exhibir con
prontitud tu finanza, si no serás degollado. Vamos monseñores, los puercos de
finanza, acarreadme aquí el carrichuelo de finanzas.
Traen el carrichuelo.
ESTANISLAO - Sire, en
el registro estamos inscritos nada más que por cincuenta y dos rixdales que ya
hemos pagado, seis semanas hará para San Mateo.
PADRE UBU - Es muy
posible, pero he cambiado el gobierno y he hecho imprimir en el periódico que
se pagarán dos veces todos los impuestos, y tres veces los que podrán ser
designados ulteriormente. Con este sistema en seguida habré hecho fortuna.
Entonces mataré a todo el mundo y me iré.
CAMPESINOS - Señor Ubu,
por favor, tened piedad de nosotros. Somos unos pobres ciudadanos.
PADRE UBU - Me importa
un comino. Pagad.
CAMPESINOS - No
podemos. Hemos pagado.
PADRE UBU - ¡Pagad! ¡O
yo me os meto en mi talega con suplicio y decapitación del cuello y de la
cabeza! Cuerno de boque, tal vez soy el rey.
TODOS - ¡Ah! ¿Con que
con esas? ¡A las armas! ¡Viva Bougrelas, por la gracia de Dios rey de Polonia y
Lituania!
PADRE UBU - Adelante
señores de Finanzas. Cumplid vuestro deber.
Se entabla una lucha.
La casa queda destruida y el viejo Estanislao huye solo a través de la llanura.
Ubu se queda recogiendo la finanza.
Escena
V
Una
casamata en Thorn.
BORDURE
(encadenado), PADRE UBU
PADRE UBU - ¡Ah!
Ciudadano, mira lo que ha sucedido. Has querido que te pague lo que te debía;
entonces te has sublevado porque no querido, y hete aquí enjaulado. Cuerno
finanza, está muy bien hecho, yo la he jugado tan bien que debes encontrarte a
tu gusto.
BORDURE - Ten cuidado,
Padre Ubu. Desde hace cinco días, desde que sois rey, habéis cometido más
asesinatos que los que haría falta para condenar a los santos del Paraíso. La
sangre del rey y de los nobles grita venganza y sus gritos serán escuchados.
PADRE UBU - ¡Eh! Mi
bello amigo, tenéis muy bien puesta la lengua. No dudo que si escaparais
podrían resultar complicaciones, pero no a que las casamatas de Thorn hayan
jamás soltado a ninguno de los fornidos muchachos que se les han confiado. Es
por ello que, muy buenas noches, y os invito a dormir a dos orejas, pese a que
las ratas dancen una bellísima zarabanda.
Sale. Los criados
vienen a echar el cerrojo a todas las puertas.
Escena
VI
El
palacio de Moscú.
EL
EMPERADOR ALEXIS Y SU CORTE, BORDURE.
EL ZAR ALEXIS - ¿Sois
vos, infame aventurero, quien habéis cooperado en la muerte de nuestro primo
Venceslas?
BORDURE - Sire,
perdonadme, he sido arrastrado a mi pesar por el Padre Ubu.
ALEXIS - ¡Ah! ¡Horrible
embustero! Pero en fin, ¿qué deseáis?
BORDURE - El Padre Ubu
me ha hecho encarcelar bajo pretexto de conspiración. He conseguido escapar y
he corrido cinco días y cinco noches, a caballo, por las estepas, para venir a
implorar vuestra graciosa misericordia.
ALEXIS - ¿Qué me traes
como prueba de tu sumisión?
BORDURE - Mi espada de
aventurero y un plano detallado de la ciudad de Thorn.
ALEXIS - Acepto la
espada, pero, por San Jorge, quemad ese plano. No quiero deber mi victoria a
una traición.
BORDURE - Uno de los
hijos de Venceslas, el joven Bougrelas, está vivo aún. Haré lo posible por
restablecerle,
ALEXIS - ¿Qué grado
tenías en el ejército polaco?
BORDURE - Mandaba el 5°
regimiento de dragones deVilna y una compañía franca al servicio del padre Ubu.
ALEXIS - Está bien. Te
nombro lugarteniente del 10° regimiento de cosacos, y pobre de tí si me
traicionas. Si luchas bien serás recompensado.
BORDURE - No es valor
lo que me falta, Sire.
ALEXIS - Está bien.
Desaparece de mi presencia.
Sale.
Escena
VII
La
sala del concejo de Ubu.
PADRE
UBU, MADRE UBU, CONSEJEROS DE FINANZAS.
PADRE UBU - Señores, se
abre la sesión y procurad escuchar bien y manteneros tranquilos. Primero vamos
a dedicarnos al capítulo de finanzas. Después hablaremos de un sistemita que he
ideado con el fin de traer buen tiempo y de conjurar la lluvia.
UN CONSEJERO -
Estupendo, señor Ubu.
MADRE UBU - Qué hombre
más tonto.
PADRE UBU - Señora de
mi mierdra, tened cuidado puesto que no voy a soportar vuestras tonterías. Os
decía pues, señores, que las finanzas van pasablemente. Un considerable número
de perros rastreros se extiende cada mañana por las calles, y los muy marranos
hacen maravillas. Por doquier se ven tan sólo casas quemadas y gentes
aplastadas bajo el peso de nuestras finanzas.
EL CONSEJERO - ¿Y los
nuevos impuestos, señor Ubu, van bien?
MADRE UBU - En lo más
mínimo. El impuesto sobre los casamientos ha producido tan sólo reales y eso
que el Padre Ubu persigue a las gentes por todas partes para forzarlas a
casarse.
PADRE UBU - Sable de
finanzas, cuerno de mi rechulez, señora financiera, tengo orejas para hablar, y
vos una boca para oírme. (Carcajadas) ¡No es eso! ¡Me hacéis equivocar y sois
la causa de que haga el burro ¡Pero, cuerno de Ubu! (Entra un mensajero.)
Venga, a ver, ¿qué le pasa a éste? Lárgate, mamanracho, o te enchirono, con
decapitación y torsión de las piernas.
MADRE UBU - ¡Ah! Ya se
ha marchado, pero hay una carta.
PADRE UBU - Léela. Me
parece que pierdo el espíritu o que no sé leer. Date prisa, tía borde. Debe ser
Bordure.
MADRE UBU -
Exactamente. Dice que el zar le ha recibido muy bien, que va a invadir tus
estados para restaurar a Bougrelas, y que a ti van a matarte.
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh!
¡Tengo miedo! ¡Ah! Creo que voy a morir. Qué desgraciado soy. ¿Qué será de mí,
Gran Dios? Ese malvado va a matarme. San Antonio y todos los santos,
protegedme. Os daré finanzas y quemaré cirios en vuestro honor. ¿Señor, qué va
a ser de mí?
Llora y solloza.
MADRE UBU - Sólo queda
un partido a tomar, Padre Ubu.
PADRE UBU - ¿Cuál, amor
mío?
MADRE UBU - ¡La guerra!
TODOS - ¡Vive Dios!
¡Eso es lo más noble!
PADRE UBU - Sí, y
volveré a recibir golpes.
PRIMER CONSEJERO -
Corramos, corramos a organizar el ejército.
SEGUNDO - Y a reunir
los víveres.
TERCERO - Y a preparar
la artillería y las fortalezas.
CUARTO - Y a tomar
dinero para las tropas.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡No!
¡Ni hablar! Te voy a matar, a ti. No quiero dar dinero. ¡Mira qué ocurrencias!
Me pagaban por hacer la guerra, y ahora hay que hacerla a mis expensas. No, de
por mi velón verde, hagamos la guerra ya que estáis enfurecidos, pero no
soltemos ni un real.
TODOS - ¡Viva la
guerra!
Escena
VIII
El
campo cerca de Varsovia.
SOLDADOS
Y PALOTINOS - ¡Viva Polonia! ¡Viva el Padre Ubu!
PADRE UBU - ¡Ah! Madre
Ubu, dame mi coraza y mi pedacito de madera. Pronto voy a estar tan cargado que
no lograría andar ni aunque me persiguieran.
MADRE UBU - Buff, el
muy cobarde.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Mira
el sable de mierdra que escapa y el gancho de finanzas que ya no aguanta!!!
Nunca acabaré, y los rusos avanzan y van a matarme.
UN SOLDADO - Señor Ubu,
he aquí la tijera de orejas que se cae.
PADRE UBU - M' matado todo
por medio del gancho de mierdra y del cuchillo de rostro.
MADRE UBU - Qué guapo
está con su casco y su coraza. Se diría una calabaza armada.
PADRE UBU - ¡Ah! Ahora
voy a montar a caballo. Tráiganme, señores, el caballo de finanzas.
MADRE UBU - Padre Ubu,
tu caballo no podrá llevarte. No ha comido nada desde hace cinco días y está
medio muerto.
PADRE UBU - ¡Esta sí
que es buena! Me hacen pagar 12 reales al día por el rocín éste, y no puede
llevarme. Os burláis de mí, cuerno de Ubu, ¿o me robáis? (la Madre Ubu enrojece
y baja los ojos.) Entonces que me traigan otro animal, pero no iré a pie,
¡cuernomirechulez!
Traen un enorme
caballo.
PADRE UBU - Voy a
montar encima. ¡Oh! Mejor sentado, ya que voy a caerme. (El caballo parte.)
¡Ah! ¡Detened a mi bestia! ¡Gran Dios, voy a caer y morirme!!!
MADRE UBU - Es
realmente imbécil. ¡Ah! Ya está levantado otra vez. Pero ha caído al suelo.
PADRE UBU - ¡Cuerno
físico, estoy medio muerto! Pero es igual, parto a la guerra y mataré a todo el
mundo. Ay del que no obedezca. M' lo meto en la talega con torsión de nariz, y
dientes, y extracción de la lengua.
MADRE UBU - Buena
suerte, señor Ubu.
PADRE UBU - Olvidaba
decirte que te confío la regencia. Pero llevo encima el libro de finanzas. Peor
para ti si me robas. Te dejo para ayudar al palotino Girón. Adiós, Madre Ubu.
MADRE UBU - Adiós,
Padre Ubu. Mata bien al zar.
PADRE UBU - Sin duda.
Torsión de la nariz y de los dientes, extracción de la lengua, y penetración
del trocito de madera en las orejas.
El ejército se aleja al
compás de las fanfarrias.
MADRE UBU - Ahora que
ese pelele gordinflón se ha marchado, intentemos hacer nuestro negocio, matar a
Bougrelas, y apoderarnos del tesoro.
FIN
DEL TERCER ACTO
***
ACTO
CUARTO
Escena
I
La
cripta de los antiguos reyes de Polonia en la catedral de Varsovia.
MADRE UBU - ¿Dónde está
pues este tesoro? Ninguna losa suena a hueco. Sin embargo he contado trece
piedras a partir de la tumba de Ladislao el grande, a lo largo de la pared, y
no hay nada. Tienen que haberme engañado. Sin embargo mira- aquí la piedra
suena a hueco. Al trabajo, Madre Ubu. Valor. Arranquemos esta piedra. Aguanta
bien. Tomemos la punta de este gancho de finanzas que aún hará su papel. ¡Ya
está! He aquí el oro, entre las osamentas de los reyes. ¡Al talego, venga,
todo! ¡Eh! ¿Qué ruido es ése? ¿Habrá aún, en estas viejas bóvedas, gentes
vivas? No. No es nada. Démonos prisa. Cojamos todo. Este dinero estará mejor a
la luz del día que en medio de tumbas de antiguos príncipes. Volvamos a poner
la piedra. ¿Qué es esto? Siempre ese ruido. La estancia en estos parajes me
causa un extraño pavor. Tomaré el resto de este oro otra vez. Volveré mañana.
UNA VOZ (saliendo de la
tumba de Juan Segismundo.) - ¡Jamás, Madre Ubu!
La Madre Ubu huye
enloquecida por la puerta secreta, llevándose el oro robado.
Escena
II
La
plaza de Varsovia.
BOUGRELAS
Y SUS PARTIDARIOS PUEBLO Y SOLDADOS.
BOUGRELAS - ¡Adelante,
amigos míos! ¡Viva Venceslas y Polonia! El bribón del Padre Ubu se ha marchado.
Queda sólo la bruja de la Madre Ubu con su Palotino. Me ofrezco para ir en
cabeza y restablecer la raza de mis padres.
TODOS - ¡Viva
Bougrelas!
BOUGRELAS - Y
suprimiremos todos los impuestos establecidos por horrible Padre Ubu.
TODOS - ¡Hurra!
¡Adelante! Corramos a palacio y aniquilemos esa ralea.
BOUGRELAS - ¡Eh! ¡Mirad
a la Madre Ubu que sale con sus guardias por la escalinata!
MADRE UBU - ¿Qué
queréis señores? ¡Ah! Es Bougrelas.
La muchedumbre tira
piedras.
PRIMER GUARDIA - Todos
los cristales están rotos.
SEGUNDO GUARDIA - Por
San Jorge, han acabado conmigo.
TERCER GUARDIA -
Diantre, muerto estoy.
BOUGRELAS - Tirad
piedras, amigos míos.
EL PALOTINO GIRON -
¡Oh! ¡Esas tenemos!
Desenvaina y se lanza
armando una espantosa carnicería.
BOUGRELAS - ¡Tú y yo,
ahora! Defiéndete, cobarde tipejo.
Se baten.
GIRON - ¡Muerto estoy!
BOUGRELAS - ¡Victoria,
amigos míos! ¡Sus a la Madre Ubu!
Se oyen trompetas.
BOUGRELAS - ¡Ah! Allí
llegan los Nobles. ¡Corramos! ¡Agarremos a la malvada arpía!
TODOS - ¡En espera de
estrangular al viejo bandido!
La Madre Ubu escapa
perseguida por todos los polacos. Disparos, fusiles y lluvia de piedras.
Escena
III
El
ejército polaco en marcha por Ucrania.
PADRE UBU - ¡Diantre,
piernadivina, cabeza de mula! Vamos a perecer puesto que morimos de sed y
estamos cansados. Sire soldado, tened la amabilidad de llevar nuestro casco de
finanzas, y vos, Sire Lancero, encargaos de la tijera de mierdra y del palo físico,
para aliviar nuestra persona, ya que, lo repito, estamos cansados.
Los soldados obedecen.
PILE - ¡Ogg! ¡Me
segnior! Es sorprendente que los rusos no aparezcan.
PADRE UBU - Es
lamentable que el estado de nuestras finanzas no nos permita tener un coche que
esté a nuestra altura. Ya que, por temor a demoler nuestra montura, hemos hecho
todo el camino a pie, arrastrando nuestro caballo por la brida. Pero cuando
estemos de vuelta en Polonia, inventaremos por medio de nuestros conocimientos
en física, y ayudados por las luces de nuestros consejeros, un coche a viento
para transportar a todo el ejército.
COTICE - ¡He aquí a
Nicolás Rensky que llega precipitadamente!
PADRE UBU - ¿Y qué le
pasa al chico ese?
RENSKY - Todo está
perdido. Sire, los polacos se han sublevado. Han matado a Girón, y la Madre Ubu
ha huido a las montañas.
PADRE UBU - ¡Pájaro de
noche, alimaña de mal agüero, búho con antiparras! ¿De dónde has sacado esas
majaderías? ¡Esa sí que es otra! ¿Y quién ha hecho eso? Apuesto a que
Bougrelas. ¿De dónde vienes?
RENSKY - De Varsovia,
noble Señor.
PADRE UBU - Hijo de mi
mierdra, si te creyera haría volver grupas a todo el ejército. Pero señor hijo,
llevas sobre los hombros más plumas que sesos, y has soñado tonterías. Ve a la
avanzadilla, hijo mío. Los rusos no están lejos, y pronto tendremos que dar
estocadas con nuestras armas, tanto de mierdra como de finanzas y de física.
EL GENERAL LASCY -
Padre Ubu, ¿no veis a los rusos en la llanura?
PADRE UBU - ¡Es cierto!
¡Los rusos! Estoy apañado. Si por lo menos hubiera un medio de marcharse, pero
nada, estamos en un alto y nos veremos presa de todos los golpes.
EL EJÉRCITO - ¡Los
rusos! ¡El enemigo!
PADRE UBU - Vamos
señores, tomemos medidas para la batalla. Nos vamos a quedar en la colina y no
cometeremos la tontería de bajar. Me mantendré en el medio como una ciudadela
viviente, y vosotros gravitaréis a mí alrededor. Debo recomendaros que pongáis
en los fusiles tantas balas como quepan, ya que 8 balas pueden matar a 8 rusos
y son otros tantos que no se me vendrán encima. Situaremos a los infantes al
pie de colina para recibir a los rusos y matarlos un poco, la caballería detrás
para lanzarse en la confusión, y la artillería alrededor del molino de viento
aquí presente para disparar en el montón. En cuanto a nosotros, nos situaremos
en el molino de viento y dispararemos con la pistola de finanzas por la
ventana. A través de la puerta colocaremos el bastón de física, y si alguno
intenta penetrar, que se guarde del gancho de mierdra.
OFICIALES - Vuestras
órdenes, Sire Ubu, serán ejecutadas.
PADRE UBU - ¡Ah! Esto
va bien. Seremos los vencedores. ¿Qué hora es?
EL GENERAL LASCY - Las
once de la mañana.
PADRF UBU - Entonces
vamos a comer, ya que los rusos no atacarán antes del mediodía. Decid a los
soldados, Señor General, que cumplan sus tareas y que entonen la Canción de
Finanzas.
Lascy se va.
SOLDADOS Y PALOTINOS -
¡Viva el Padre Ubu, nuestro gran Financiero! ¡Ting, ting, ting; ting, ting, ting, ting, ting,
tating!
PADRE UBU - Oh, adoro a estos bravos muchachos. (Cae
una bala y rompe el ala del molino.) ¡Ah! Tengo miedo. ¡Sire Dios, muerto soy!
Sin embargo no, no tengo nada.
Escena
IV
LOS
MISMOS, UN CAPITAN.
ADEMAS
EL EJERCITO RUSO.
UN CAPITAN (llegando.)
- Sire Ubu, los rusos atacan.
PADRE UBU - Bueno, ¿y
qué más quieres que haga? No he sido yo que se lo ha dicho. Sin embargo,
Señores de Finanzas, preparémonos para el combate.
EL GENERAL LASCY - Una
segunda bala.
PADRE UBU - ¡Ah! Ya no
aguanto más. Aquí llueve plomo y hierro, podríamos dañar nuestra preciosa
persona. Bajemos.
Todos bajan a paso de
carrera. La batalla acaba de entablarse. Desaparecen en los torrentes de humo,
al pie de la colina.
UN RUSO (golpeando) -
¡Por Dios y por el zar!
RENSKY - ¡Ah! !Muerto
soy!
PADRE UBU - ¡Adelante!
¡Ay de ti, señor, como te agarre, porque me has hecho daño! ¿Oyes? ¡Boto de
vino con ese chopo que no marcha!
EL RUSO - ¡Ah!
Compruébalo.
Le dispara una bala de
revólver
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Oh!
Estoy herido, estoy agujereado, estoy perforado, estoy administrado, estoy
enterrado. ¡Pero a pesar de todo! ¡Ah! ¡Ya lo tengo! (Lo desgarra.) ¡Toma!
¿Volverás a hacerlo ahora?
EL GENERAL LASCY -
¡Adelante! Empujemos con fuerza. Atravesemos el foso. La victoria es nuestra.
PADRE UBU - ¿Tú crees?
Hasta ahora siento en mi frente más chichones que laureles.
JINETES RUSOS - ¡Hurra!
¡Paso al Zar!
El Zar llega,
acompañado por Bordure disfrazado.
UN POLACO - ¡Ah!
¡Señor! ¡Sálvese quien pueda! ¡Aquí está el Zar!
OTRO - ¡Oh! ¡Dios mío!
Atraviesa el foso.
OTRO - ¡Pif. ¡Paf! Ya
van cuatro destrozados por ese grandísimo borde de lugarteniente.
BORDURE - ¡Ah! ¡Aún
seguís vosotros! ¡Toma, Juan Sobiesky! ¡Aquí tienes lo tuyo! (Acaba con él.)
¡Ahora a por los otros!
Organiza una carnicería
de polacos.
PADRE UBU - ¡Adelante,
amigos míos! ¡Agarrad a ese bellaco! Hagamos compota de moscovitas. La victoria
es nuestra. ¡Viva el águila roja!
TODOS - ¡Adelante!
¡Hurra! ¡Pierna divina! Agarrad al gran borde.
BORDURE - Por San
Jorge, he caído.
PADRE UBU
(reconociéndole) - ¡Ah! ¡Eres tú, Bordure! ¡Ah! Amigo mío. Estamos muy
contentos, al igual que toda la compañía, de volver a encontrarte. Voy a
cocerte a fuego lento. Señores de armas, encended el fuego. ¡Oh! ¡Ah! ¡Oh!
Muerto soy. Por lo menos he recibido un cañonazo. ¡Ah! Dios mío, perdóname mis
pecados. Sí, se trata de un cañonazo.
BORDURE - Es un pistoletazo
de arma cargada con pólvora.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Te
burlas de mí, todavía! ¡Al pozo!
Se arrastra hasta él y
lo destroza.
EL GENERAL LASCY -
Padre Ubu, avanzamos por todos lados.
PADRE UBU - Ya lo veo.
No puedo más. Estoy acribillado de patadas. Quisiera sentarme en el suelo. ¡Oh!
Mi botella.
EL GENERAL LASCY - Id a
coger la del Zar, Padre Ubu.
PADRE UBU - ¡Eh! Esa
intención tengo. ¡Vamos! Sable de mierdra haz tu oficio, y tú, gancho de
finanzas, no te quedes atrás. ¡Que el bastón de física trabaje con generosa
emulación y comparta con el pedacito de madera el honor de degollar, horadar y
explotar al Emperador! ¡Adelante, Señor caballo de finanzas!
Se lanza contra el Zar.
UN OFICIAL RUSO - ¡En
guardia, Majestad!
PADRE UBU - ¡Toma tú!
¡Ay! Pero vamos. ¡Ah! Señor, perdón. Déjame en paz. ¡Oh! ¡Pero si no lo he
hecho a propósito!
Huye. El Zar le persigue.
PADRE UBU - Virgen
Santa, la furia ésta me persigue. ¿Qué he hecho? ¡Dios mío! ¡Ah! Bueno. Queda
aún un foso, y hay que volver a pasar. ¡Ah! Lo siento detrás mío, y al foso
delante. ¡Valor, cerremos los ojos!
Salta el foso. El Zar
cae.
EL ZAR - ¡Bueno, ya
estoy dentro!
POLACOS - ¡Hurra! ¡El
Zar ha caído!
PADRE UBU - ¡Ah!
¡Apenas oso volverme! Está dentro. Perfecto, y le pegan. ¡Vamos, polacos! ¡Id
por turnos! Tiene una buena espalda el miserable. ¡Yo no me atrevo a mirar! Y
sin embargo nuestra predicción se realizado totalmente. El bastón de física ha
hecho maravillas, y nadie duda de que le hubiera matado completamente si un
inexplicable terremoto no hubiera venido a combatirme y a anular en mí los
efectos de nuevo valor. Pero súbitamente hemos tenido que volver la espalda y
tanto debemos nuestra salvación a nuestra habilidad como jinete así como
solidez de los corvejones de nuestro caballo de finanzas a cuya raza sólo
iguala su solidez, y cuya ligereza le da celebridad, al igual que profundidad
del foso que se ha encontrado muy a propósito bajo los del enemigo de nosotros
el aquí presente Maestro de Finanzas. Todo es considerablemente bello, pero
nadie me escucha. ¡Pero vamos! ¡Ya vuelve a empezar!
Los dragones rusos dan
una carga y liberan al Zar.
EL GENERAL LASCY - Esta
vez, es la desbandada.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡He
aquí la ocasión de darle a los pies! Entonces pues, señores polacos, ¡adelante!
¡O mejor dicho, atrás!
POLACOS - ¡Sálvese
quien pueda!
PADRE UBU - ¡Vamos! En
marcha. Qué cantidad de gente, qué huida, qué multitud. ¿Cómo librarme de este
atolladero? (Lo empujan.) ¡Ah! Ten cuidado, tú, o vas a experimentar el
encendido valor del Maestro de Finanzas. ¡Ah! Ha marchado. Huyamos y rápido,
aprovechando que Lascy no nos ve.
Sale. Luego se ve pasar
al Zar y al ejército ruso persiguiendo a los polacos.
Escena
V
Una
caverna en Lituania.
Nieva.
PADRE
UBU, PILE, COTICE.
PADRE UBU - ¡Ah!
¡Cochino tiempo! Está helando como para hender las piedras. La persona del
Maestro de Finanzas se halla considerable mente molesta.
PILE - ¡Oh! Segnior
Ubu, ¿estáis ya repuesto de vuestro terror y de vuestra huida?
PADRE UBU - ¡Sí! Sire
Cotice, vuestra oreja, ¿cómo va?
COTICE - Todo lo bien,
Segnior, que puede ir yendo a la vez muy mal. Por consecución de lo ce, el
plomo la inclina hacia tierra y no he podido extraer la bala.
PADRE UBU - ¡Mira, te
está bien! Tú, también, querías siempre golpear a los otros. Yo he desplegado
el mayor valor, y sin exponerme he aniquilado cuatro enemigos con mi propia
mano, sin contar a todos los que ya estaban muertos y que hemos rematado.
COTICE - ¿Sabéis, Pile,
lo que ha sido del pequeño Rensky?
PILE - Ha recibido una
bala en la cabeza.
PADRE UBU - De modo que
la amapola y el cardillo, en la flor de la edad, son segados por la despiadada
hoz del despiadado segador que siega despiadadamente su pobre jeta. De este
modo, el pequeño Rensky ha hecho amapola. Se ha batido bastante bien sin
embargo, pero también había demasiados rusos.
PILE Y COTICE - ¡Oh!
¡Segnior!
EL ECO - ¡Hhrron!
PILE - ¿Qué es eso?
Abramos bien los ojos.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡No!
¡Mil demonios! ¡Apuesto a que son todavía rusos! ¡Ya no aguanto más! Y además
es bien sencillo. Si me agarran me zumban en el talego.
Escena
VI
LOS
MISMOS. Entra un oso.
COTICE - ¡Ohm! ¡Segnior
de Finanzas!
PADRE UBU - ¡Mira!
Fíjate en el chucho. A fe mía que es simpático.
PILE - ¡Tened cuidado!
¡Ah! ¡Qué enorme oso! ¡Mis cartuchos!
PADRE UBU - ¡Un oso!
¡Ah! ¡Bestia atroz! ¡Oh, pobre hombre! Heme cogido. Que Dios me proteja. Y
viene hacia mí. No, es a Cotice al que agarra. Respiro tranquilo.
El oso se lanza sobre
Cotice. Pile lo ataca a cuchilladas. Ubu se refugia encima de una roca.
COTICE - ¡A mí, Pile!
¡Socorro, Segnior Ubu!
PADRE UBU - ¡Ni hablar!
¡Espabílate, amigo mío! De momento recemos nuestro Padre Nuestro. Cada cual
será comido cuando le toque.
PILE - Ya es mío. Lo
tengo.
COTICE - Aguanta,
amigo. Empieza a soltarme.
PADRE UBU -
Sanctificetur nomen tuum.
COTICE - ¡Cobarde,
fantoche!
PILE - ¡Ah! ¡Me muerde!
Oh señor, salvadnos, muerto soy.
PADRE UBU - ¡Fiat
voluntas tua!
COTICE - ¡Ah! He
conseguido herirlo.
PILE - ¡Hurra! Se está
desangrando.
Entre los gritos de los
Palotinos, el oso brama de dolor y Ubu continúa musitando.
COTICE - Sujétalo bien,
que voy a soltar mi puñetazo explosivo.
PADRE UBU - Panem
nostrum quotidianum da nobis hodie.
PILE - ¿Lo tienes por
fin? Ya no puedo más.
PADRE UBU - Sicut et
nos dimittimus debitoribus nostris.
Retumba una explosión y
el oso cae muerto.
PILE Y COTICE -
¡Victoria!
PADRE UBU - Sed libera
nos a malo. Amen. Pero bueno, ¿seguro que está muerto del todo? ¿Puedo bajar de
la roca?
PILE (con desprecio.) -
Cuando lo deseéis.
PADRE UBU (bajando) -
Podéis vanagloriaros, pero si estáis todavía vivos y pisoteáis aún la nieve de
Lituania, lo debéis a la virtud magnética del maestro de Finanzas, que se ha
afanado, deslomado y desgañitado en suministrar padrenuestros por vuestra
salvación, y que ha manipulado con tanto valor la espada espiritual de la
oración como vosotros habéis manipulado la temporal del aquí presente Cotice
puñetazo explosivo. Incluso hemos llevado más lejos nuestro sacrificio ya que
no hemos dudado en subir a una peña considerablemente alta para que nuestras
oraciones no tuvieran tanto trecho hasta llegar al Cielo.
PILE - ¡Enervante
borrico!
PADRE UBU - He aquí a
un animal de bellota. Gracias a mí tenéis con qué cenar. ¡Qué panzada, señores!
Los griegos se hubieran sentado en él más a gusto que en el caballo de madera,
y poco ha faltado, queridos amigos, para que no hayamos podido verificar con
nuestros propios ojos su capacidad interior.
PILE - Me muero de
hambre. ¿Qué comer?
COTICE - ¡El oso!
PADRE UBU - ¡Eh!
Desgraciados, ¿vais a comerlo crudo? No tenemos nada para encender fuego.
PILE - ¿No tenemos
acaso las piedras del fusil?
PADRE UBU - Toma, es
verdad. Y además, me parece que veo no lejos de aquí hay un bosquecillo en el
que debe haber ramas secas. Ve a cargar algunas, Sire Cotice.
Cotice se aleja a
través de la nieve.
PILE - Y ahora, Sire
Ubu, id a despedazar el oso.
PADRE UBU - ¡Oh no!
Puede que no esté muerto. Puesto que tú estás a medio comer y mordido por todas
partes, eres el más indicado. Voy a encender el fuego en espera de que Cotice
traiga leña.
Pile comienza a
despedazar el oso.
PADRE UBU - ¡Oh!
¡Cuidado! Se ha movido.
PILE - Pero, Sire Ubu,
si está absolutamente frío.
PADRE UBU - Es una
lástima. Hubiera valido más comerlo caliente. Esto va a causar una indigestión
al Maestro de Finanzas.
PILE (aparte.) - Es
indignante. (Alto.) ¡Ayudadnos un poco, Señor Ubu! no puedo hacer todo el
trabajo.
PADRE UBU - ¡No, no
quiero hacer nada, yo! ¡Estoy cansado, por cierto!
COTICE (volviendo a
entrar.) - Qué nevada, amigos míos. Se diría que estamos en Castilla o en el
Polo Norte. La noche está empezando acá. Dentro de una hora estará todo
obscuro. Apresurémonos para tener luz aún.
PADRE UBU - Sí, ¿oyes,
Pile? ¡Apresuraos los dos! ¡Ensartad al animad, asadlo, yo tengo hambre!
PILE - ¡Ah! ¡Ya es
demasiado! Habrá que trabajar o si no no te tocará nada, ¿oyes glotón?
PADRE UBU - ¡Ah! Me da
lo mismo. Me gusta también la comida cruda. Sois vosotros los que no tenéis más
remedio que hacerlo. Además tengo sueño, yo.
COTICE - ¿Qué te
parece, Pile? Hagamos la comida solos. No le damos nada. Eso es todo. O quizás
podrían dársele los huesos.
PILE - Está bien. Mira,
ya ha prendido el fuego.
PADRE UBU - ¡Oh! Esto
está bien. Ahora hace calor. Pero veo rusos por todas partes. ¡Qué huida, Gran
Dios! ¡Ah!
Cae dormido.
COTICE - Me gustaría
saber si lo que decía Rensky es verdad, si la Madre Ubu ha sido realmente
destronada. No sería nada raro.
PILE - Terminemos de
hacer la cena.
COTICE - No. Tenemos
que hablar de cosas más importantes. Creo que no estaría mal inquirir sobre la
veracidad de estas noticias.
PILE - Es cierto. ¿Hay
que abandonar al Padre Ubu o seguir con él?
COTICE - La noche es
buena consejera. Durmamos. Mañana veremos lo que hay que hacer.
PILE - No. Más vale
aprovechar la noche para irnos.
COTICE - Vámonos
entonces.
Se marchan.
Escena VII
UBU (habla en sueños) -
¡Ah! Sire Dragón ruso, tened cuidado, no disparéis por aquí, hay gente. ¡Ah!
Ahí está Bordure. Qué malo es. Parece un oso. ¡Y Bougrelas que se me echa
encima! ¡El oso, el oso! ¡Ah! ¡Helo abajo! ¡Qué duro es, Gran Dios! ¡No quiero
hacer nada! ¡Vete, Bougrelas! ¿Me oyes, estúpido? ¡Ahora Rensky y el Zar! ¡Oh!
Van a golpearme. ¡Y la Ubusa! ¿Dónde has cogido todo ese oro? Me has cogido mi
oro, miserable. Has estado revolviendo en mi tumba que está en la catedral de
Varsovia, cerca de la Luna. Estoy muerto desde hace tiempo. Bougrelas fue el
que me mató, y estoy enterrado en Varsovia, cerca de Ladislao el Grande, y
también en Cracovia cerca de Juan Segismundo, y también en Thorn, en la casamata,
con Bordure. Todavía está aquí. Pero vete, maldito oso ¿Me oyes, bestia de
Satán? No. No oye. Los Marranos le han cortado las orejas. Arrancad cerebros,
matad, cortad las orejas, arrancad la finanza y bebed hasta la muerte. Es la
vida de los Marranos. Es la felicidad del Maestro de Finanzas.
Se calla. Duerme.
FIN
DEL ACTO CUARTO
***
ACTO
QUINTO
Escena
I
Es
de noche. EL PADRE UBU duerme. LA MADRE UBU entra sin verle. La oscuridad es
completa.
MADRE UBU - Por fin
estoy al abrigo. Estoy sola aquí. No es ningún inconveniente. Pero qué carrera
desenfrenada: atravesar toda Polonia en cuatro días. Todas las desgracias me
han caído de golpe. Inmediatamente después de la marcha de ese gran borrico voy
a la cripta a enriquecerme. Poco después estoy a punto de que me liquide el
Bougrelas ese, y esos cosacos. Pierdo a mi caballero, el Palotino Girón que
estaba tan enamorado de mis encantos que se extasiaba de placer al verme, e
incluso, me ha asegurado, al no verme, lo que es el colmo de la ternura. Se habría
dejado partir en dos por mí, el pobre muchacho. La prueba es que Bougrelas lo
ha partido en cuatro. ¡Pif, paf, pan! ¡Ah! Me siento morir. Después, emprendo
la huida perseguida por la turba enfurecida. Abandono el palacio; llego al
Vístula. Todos los puentes están vigilados. Atravieso el río a nado, confiando
dejar de este modo a mis perseguidores. Por todas partes la nobleza se junta y
me persigue. Mil veces estoy a punto de perecer ahogada en un círculo de
polacos obsesionados en perderme. Finalmente logré sustraerme a su furia, y
después de cuatro días de carrera por la nieve de lo que fue mi reino, llego a
refugiarme aquí. No he bebido ni comido en estos cuatro días. Bourdelas me
pisaba los talones... Pero en fin, ya estoy salvada. ¡Ah! Estoy muerta de
fatiga y de frío. Pero desearía saber qué ha sido de mi gordo polichinela,
quiero decir, mi muy respetable esposo. Y mira que le he robado finanza. Y le
he cogido rixdales. ¡Cómo le he puesto de cuernos! Y su caballo de finanzas que
se moría de hambre. No veía a menudo avena el pobre diablo. ¡Ah! Cuán bella
historia. Pero, ay, he perdido mi tesoro. Está en Varsovia. Que vaya a buscarlo
quien quiera.
PADRE UBU (empezando a
despertarse) - ¡Agarrad a la Madre Ubu, cortad las orejas!
MADRE UBU - ¡Ah! ¡Dios!
¿Dónde estoy? Pierdo la cabeza. ¡Ah! No. ¡Señor! Gracias al Cielo entreveo aquí
al Señor Padre Ubu que duerme junto a mí. Hagámonos la simpática. Y bien, mi
gordo hombretón, ¿has dormido bien?
PADRE UBU - ¡Bastante
mal! ¡Era durísimo el oso ese! Combate de voraces contra correáceos, pero los
voraces han comido y devorado completamente a los correáceos, como podréis ver
cuando sea de día. ¿Me oís, nobles Palotinos?
MADRE UBU - ¿Qué
murmura? Es más imbécil aún que cuando se marchó. ¿Con quién charla?
PADRE UBU - Cotice,
Pile, contestadme, ¡montón de mierdra! ¿Dónde estáis? ¡Ah! Tengo miedo- Pero,
vamos, han hablado. ¿Quién ha hablado? No es el oso, supongo. ¡Mierdra! ¿Dónde
están mis cerillas? ¡Ah! Las perdí en la batalla.
MADRE UBU (aparte.) -
Aprovechemos la situación y la noche. Simulemos una aparición sobrenatural y
hagámosle prometer que perdonará nuestras raterías.
PADRE UBU - ¡Pero, por
San Antonio, hablan! ¡Piernadivina! ¡Voy a ser ahorcado!
MADRE UBU (endureciendo
la voz.) - ¡Sí, señor Ubu, hablan, en efecto, y la trompeta del arcángel que
debe sacar a los muertos de la ceniza y del polvo final no hablaría de otro
modo! Escuchad esta voz severa. Es la de San Gabriel que tan sólo puede dar
buenos consejos.
PADRE UBU - ¡Oh! ¡En
efecto!
MADRE UBU - ¡No me
interrumpáis o me callo y ya no habrá remedio para vuestra recarroña!
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Mi
rechulez! Me callo. No digo ni una palabra más. Continuad señora Aparición.
MADRE UBU - ¡Decíamos,
señor Ubu, que erais un gordo hombretón!
PADRE UBU - MUY gordo,
en efecto. Eso es cierto.
MADRE UBU - ¡Callad,
voto a Dios!
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Los
ángeles no juran!
MADRE UBU (aparte) -
¡Mierdra! (continuando.) ¿Estáis casado, señor?
PADREUBU- ¡Ciertamente,
con la mayor de las arpías!
MADRE UBU - Queréis
decir que es una mujer encantadora.
PADREUBU - Un horror.
Tiene garras por todas partes. No se sabe por dónde agarrarla.
MADRE UBU - Hay que
tomarla con dulzura, sire Ubu, y si así la cogéis así veréis que por lo menos
es igual a la Venus de Capua.
PADRE UBU - ¿A quién le
decís crápula?
MADRE UBU - No
escucháis, señor Ubu, prestadme un oído más atento (Aparte). Pero apresurémonos,
el día va a levantarse. Señor Ubu, vuestra mujer es adorable y deliciosa. No
tiene un solo defecto.
PADRE UBU - Os
equivocáis. No hay defecto que no posea.
MADRE UBU - ¡Silencio
de una vez! ¡Vuestra mujer no os es infiel!
PADRE UBU - Me gustaría
saber quién podría enamorarse de ella una arpía!
MADRE UBU - No bebe.
PADRE UBU - Desde que
cogí la llave de la bodega. Antes, a las siete la mañana ya estaba colocada, y
se perfumaba con aguardiente. Ahora que se perfuma con heliotropo no huele
mucho peor. Me es igual. ¡Ahora el único que está colocado soy yo!
MADRE UBU - ¡Tonto
personaje! Vuestra mujer no os coge el oro.
PADRE UBU - ¡No, es
gracioso!
MADRE UBU - ¡No
malgasta ni un céntimo!
PADRE UBU - De eso es
testigo nuestro noble e infortunado caballo de Finanzas que, debido a no haber
sido alimentado desde hacía tres meses tuvo que hacer la campaña entera tirado
por las bridas a través de Lituania. ¡También murió en el empeño, el pobre
animal!
MADRE UBU - Todo esto
son mentiras. ¡Vuestra mujer es modélica, vos, qué monstruo hacéis de ella!
PADRE UBU - Todo esto
son verdades. ¡Mi mujer es una tunante, y estáis hecho un cernícalo!
MADRE UBU - Andad con
cuidado, Padre Ubu.
PAORE UBU - ¡Ah! Es cierto.
Olvidaba con quién estaba hablando. ¡No he dicho eso!
MADRE UBU - Habéis
matado a Venceslas.
PADRE UBU - No es culpa
mía, evidentemente. La Madre Ubu fue quien lo quiso.
MADRE UBU - Hicisteis
morir a Boleslas y Ladislas.
PADRE UBU - ¡Peor para
ellos! ¡Querían golpearme!
MADRE UBU - No
mantuvisteis vuestra promesa con Bordure, y tarde le habéis matado.
PADRE UBU - Prefiero
ser yo quien reine en Lituania. De momento no lo hacemos ni él ni yo. Así que
podéis ver que no soy yo.
MADRE UBU - Sólo hay un
medio para haceros perdonar todas vuestras fechorías.
PADRE UBU - ¿Cuál?
Estoy dispuesto a convertirme en un santo varón. Quiero ser obispo y ver mi
nombre en el calendario.
MADRE UBU - Es
necesario perdonar a la Madre Ubu por haber pispado un poco de dinero.
PADRE UBU - ¡De acuerdo
pues! La perdonaré cuando me lo haya devuelto todo, la haya vapuleado a
conciencia, y haya resucitado a mi caballo de finanzas.
MADRE UBU - ¡Está
obsesionado con su caballo! ¡Ah! Estoy perdida. Despunta el día.
PADRE UBU - Pero,
vamos, me alegro de saber ahora con seguridad que mi querida esposa me robaba.
Ahora lo sé de buenas fuentes. Omnis a Deo scientia, lo que quiere decir: Omnis
toda- a Deo ciencia; scientia viene de Dios. Esta es la explicación del fenómeno.
Pero la señora Aparición no dice nada. Qué puedo ofrecerle para que se
reconforte. Lo que me decía era muy divertido. ¡Mira! Ya amanece. ¡Ah, Señor!
¡De por mi caballo de finanzas! ¡Es la Madre Ubu!
MADRE UBU
(descaradamente) - No es verdad. Voy a excomulgaros.
PADRE UBU - ¡Ah!
¡Carroña!
MADRE UBU - Qué
impiedad.
PADRE UBU - ¡Ah! Es
demasiado. ¡Me doy perfecta cuenta de que eres tú, tonta arpía! ¿Por qué
demonios estás aquí?
MADRE UBU - Girón ha
muerto y los polacos me han echado.
PADRE UBU - A mí son
los rusos los que me han echado. Las almas puras vuelven a encontrarse.
MADRE UBU - ¡Di pues,
que un alma pura ha encontrado a un borrico!
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Bien!
Ahora va a encontrar un palmípedo.
Le lanza el oso.
MADRE UBU (cayendo
vencida por el peso del oso.) - ¡Ah! ¡Gran Dios! ¡Qué horror! iAh! ¡Muero! ¡Me
ahogo! ¡Me muerde! ¡Se me zampa! ¡Me digiere!
PADRE UBU - ¡Está
muerto, grotesca! ¡Oh! Pero, de hecho, puede que no. ¡Señor! No, no está
muerto. Huyamos. (Volviendo a subir a su piedra) Pater noster qui es...
MADRE UBU (liberándose)
- ¡Toma! ¿Dónde está?
PADRE UBU - ¡Ah!
¡Señor! ¡Otra vez ella! Estúpida criatura. ¿No habrá pues manera de librarse de
ella? ¿Está muerto, el oso ése?
MADRE UBU - Pues sí,
borrico tonto. Está ya bien frío. ¿Cómo llegó hasta aquí?
PADRE UBU (azarado.) -
No lo sé. ¡Ah! Sí que lo sé. Quiso comerse a Pile y a Cotice y yo lo maté de un
padrenuestrazo.
MADRE UBU - Pile,
Cotice, Padre Nuestro. ¿Qué es esto? ¡Por mi finanza, está loco!
PADRE UBU - ¡Es
absolutamente exacto lo que digo! ¡Y tú eres una idiota, por mi rechulez!
MADRE UBU - Cuéntame tu
campaña, Padre Ubu.
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Eso
no! Es demasiado largo. Lo único que sé es que a pesar de mi valentía, todo el
mundo me ha zumbado.
MADRE UBU - ¡Cómo!
¿Incluso los polacos?
PADRE UBU - Gritaban:
¡Viva Venceslas y Bougrelas! Pensé que querían descuartizarme. ¡Oh! ¡Los muy
bestias! ¡Y después han matado a Rensky!
MADRE UBU -¡Me importa
un bledo! ¿Sabes que Bougrelas ha matado al Palotino Girón?
PADRE UBU - ¡Me importa
un bledo! ¡Y después han matado al pobre Lascy!
MADRE UBU - ¡Me importa
un bledo!
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Pero
por lo menos llega hasta aquí, carroñal! Arrodíllate delante de tu amo. (La
agarra y la echa de rodillas.) Vas a sufrir el último suplicio.
MADRE UBU - ¡Oh, oh,
señor Ubu!
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh!
¿Y qué más? ¿Has acabado? Yo empiezo torsión de la nariz, arranque de los
pelos, penetración de un pedacito de madera en las orejas, extracción del
cerebro por los talones, laceración del trasero, supresión parcial o puede que
total de la médula espinal (a menos esto pudiera apartarle las espinas del
carácter) sin olvidar la tortura de la vejiga natatoria, y finalmente la gran
decapitación renovada de San Juan bautista, todo extraído de las muy santas
Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, puesto en orden.
La desgarra.
MADRE UBU - ¡Piedad,
señor Ubu!
Un ruido enorme a la
entrada de la caverna.
Escena
II
LOS
MISMOS, BOUGRELAS abalanzándose en la caverna con sus soldados.
BOUGRELAS - ¡Adelante,
amigos míos! ¡Viva Polonia!
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh!
Espera un poco, señor polonio. ¡Espera a que haya terminado con mi media
naranja de señora!
BOUGRELAS (golpeándole)
- ¡Toma! ¡Cobarde, pordiosero, bribón, impío, musulmán!
PADRE UBU (replicando.)
- ¡Toma! ¡Polonio, borrachardo, bastardo, husardo, tartaro, nefando, cucaracha,
moscardón, saboyano, comunardo!
MADRE UBU (golpeándole
también.) - ¡Toma! ¡Capón, puercón, felón, histrión, bribón, porcachón,
almohadón!
Los soldados se
abalanzan sobre los Ubu, que se defienden lo mejor que pueden.
PADRE UBU - ¡Dios! ¡Qué
hundimientos!
MADRE UBU - Tenemos
pies, señores polacos.
BOUGRELAS - ¡Golpead!
¡No dejéis de golpear!
VOCES AFUERA - ¡Viva el
Padre Ubu, nuestro gran financiero!
PALOTINOS - Ya están
aquí ¡Hurra! Aquí están los Padres Ubus.
Entran los Palotinos
que se zambullen en el tumulto
COTICE - ¡Echad fuera a
los polacos! Volvemos a vernos, Segnior de Finanzas. Adelante, empujadamente.
Ganad la puerta. Una vez fuera no habrá que hacer más.
PADRE UBU - ¡Oh! Ese es
mi punto fuerte. Oh, cómo golpea.
BOUGRELAS - ¡Dios! Me
han herido.
ESTANISLAO LECZINSKY -
No es nada, Sire.
BOUGRELAS - No.
Simplemente estoy aturdido.
JUAN SOBIESKI -
Golpead. Seguid golpeando. Esos pordioseros ganan la puerta.
COTICE - Nos acercamos.
Seguid a los demás. Por consiguiente de lo cual, veo el cielo.
PILE - ¡Valor, sire
Ubu!
PADRE UBU - ¡Ah! Me
cago en los pantalones. ¡Adelante cuernomirechulez! ¡Matagg, sangrad, desollad,
aniquilad! ¡Cuerno de Ubu! ¡Ah! ¡Esto va disminuyendo!
COTICE - Sólo quedan
dos que guardan la puerta.
PADRE UBU
(despachándoles a golpetazos con el oso.) - ¡Y uno, y dos! ¡Uff! ¡Ya estoy
fuera! ¡Escapemos! ¡Seguidme, los demás, y rápido!
Escena
III
La
escena representa la provincia de Livonia cubierta de nieve.
LOS
UBU y su séquito, en fuga.
PADRE UBU - ¡Ah! Creo
que han renunciado a cogernos.
MADRE UBU - Sí,
Bougrelas ha ido a que le coronen.
PADRE UBU - No le
envidio su corona.
MADRE UBU - Tienes toda
la razón, Padre Ubu.
Desaparecen en la
lejanía.
Escena
IV
El
puente de un navío que corre a toda prisa por el Báltico.
En
el puente EL PADRE UBU y toda su banda.
COMANDANTE - ¡Ah! !Qué
hermosa brisa!
PADRE UBU - Es un hecho
que nos largamos a una velocidad que parece prodigiosa. Debemos hacer por lo
menos un millón de nudos por hora, y los nudos tienen de bueno que, una vez
hechos, ya no se deshacen. Aunque hay que contar que tenemos viento en popa.
PILE - Qué triste
imbécil.
Llega una ráfaga. El
barco se inclina y blanquea al mar.
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Ah!
¡Dios! ¡Ya hemos zozobrado! Pero todo marcha al revés. Se va a caer, tu barco.
EL COMANDANTE - ¡Orzad!
¡Recoged el mesana!
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Pero,
demonios! ¡No os pongáis todos en el mismo lado! Eso es imprudente. Imaginad
que el viento cambia de lado: todos iríamos a parar al fondo del agua y los
peces nos comerían.
EL COMANDANTE - ¡No
arribéis! ¡Aferrad fuerte!
PADRE UBU - ¡Sí! ¡Sí!
Arribad. ¡Yo tengo prisa! Será culpa tuya animal de capitán, si no arribamos.
Deberíamos haber llegado. ¡Entonces voy a mandar yo! ¡Listos para virar! Mojad.
Virad de cara al viento. Virad en contra. Izad las velas. Replegad velas. Barra
encima. Barra abajo. Barra al lado. ¿Veis? Todo va muy bien. Tomad la ola de
lado y entonces será perfecto. Todos se doblan. La brisa se enfría.
EL COMANDANTE - Arriad
el foque. ¡Rizad las gavias!
PADRE UBU - ¡Esto no
está mal! ¡Casi está bien! ¿Oís, señor Tripulación? Traed el gallo gordo e id a
dar una vuelta por los ciruelos.
Varios agonizan de
risa. Embarca una ola.
PADRE UBU - ¡Oh! ¡Qué
diluvio! Esto es una consecuencia de las maniobras que hemos ordenado.
MADRE UBU Y PILE -
¡Deliciosa cosa, la navegación!
La segunda ola embarca.
PILE (inundado) -
Desconfiad de Satán y de sus pompas.
PADRE UBU - Sire
muchacho, traedme de beber.
Todos se dedican a
beber.
UBU - ¡Ah! ¡Qué delicia
volver a ver dentro de poco a la dulce ola, a nuestros viejos amigos, y a
nuestro castillo de Mondragón!
PADRE UBU - ¡Eh!
Estaremos enseguida. En este momento llegamos a destino.
PILE - Me siento
rejuvenecer con la idea de volver a ver mi querida España.
COTICE - Sí, y
admiraremos a nuestros compatriotas con el relato de nuestras maravillosas
aventuras.
PADRE UBU - ¡Ah! ¡Eso
por descontado! Y yo me haré nombrar Maestro de Finanzas en París.
MADRE UBU - ¡Eso es!
¡Oh! ¡Vaya sacudida!
COTICE - No es nada. Acabamos
de doblar la punta de Elsinor.
PILE - Y ahora nuestro
noble navío se lanza a toda velocidad a través de las obscuras olas del mar del
Norte.
PADRE UBU - Mar
orgulloso e inhospitalario que baña el país llamado Germania, llamado así
porque los habitantes de este país son todos primos hermanos.
MADRE UBU - A esto le
llamo yo erudición. Se dice que este país es considerablemente bello.
PADRE UBU - ¡Ah!
¡Señores! Por bello que sea no vale lo que Polonia. ¡Si no hubiera Polonia no
habría polacos!
FIN
Y ahora, como habéis
escuchado bien y os habéis estado quietos, se os cantará
La canción del
descerebraje
Fui durante largo
tiempo obrero ebanista
en la call' del campo
d' Marte, d' la parroq' de Todos los Santos.
Mi esposa ejercía la
profesión de modista
y nunca nos había
faltado nada.
Cuando el domingo se
anunciaba sin nubes,
solíamos vestirnos con
los más caros atavíos
e íbamos hacia el
descerebraje,
call' d' L' Echaudé, a
pasar un buen ratillo.
Mirad, mirad la maquin'
girar,
mirad, mirad el cerebr'
saltar,
mirad, mirad a los
rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos
en el culo, viva el Padre Ubu!
Nuestros dos mocosos
queridos, embadurnados d' confituras,
felices sacudían sus
muñecos de trapo,
subían con nosotros a
lo alto del coche
y rodábamos alegremente
hacia la Echaudé.
Nos habríamos paso a
golpes y codazos,
ansiosos por llegar a
la primera fila.
Yo m' ponía siempre
encima de un montón de piedras
para no ensuciar mis
borceguíes en 1' sangre.
Mirad, mirad la maquin'
girar,
mirad, mirad el cerebr'
saltar,
mirad, mirad a los
rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos
en el culo, viva el Padre Ubu!
Pronto mi esposa y yo
estamos cubiertos de sesos,
los mocosos los
manducan, y todos pataleamos
viendo al Palotino
blandir su enorme lumela,
y las heridas y los
números de plomo.
De pronto veo, cerca d'
la máquina,
la jeta d' un bonz' que
n' recuerdo sino a medias.
Muchacho, que me digo,
r' conozco tu bobina,
me has robado, no seré
yo el que te tenga lástima.
Mirad, mirad la maquin'
girar,
mirad, mirad el cerebr'
saltar,
mirad, mirad a los
rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos
en el culo, viva el Padre Ubu!
De repente noto que mi
esposa me tira de la manga.
Piazo bestia, m' dece,
este es 1' momento de lucirte,
métele en los morros un
pedazote de boñiga
h' aquí l' Palotino que
esta precis' de espaldas.
Oyendo este pensamiento
maravilloso
me armo de coraje, me
pongo de puntillas,
y le atizo al Rentista
un' gigantesca mierdra
que se aplasta en la 1'
nariz del Palotino.
Mirad, mirad la maquin'
girar,
mirad, mirad el cerebr'
saltar,
mirad, mirad a los
rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos
en el culo, viva el Padre Ubu!
Inmediatamente m' veo
lanzado por encima de la barrera.
La masa enfurecida me
atropella y me empuja,
y salto por el aire y
caigo de cabeza
en el gran agujero
negro del que no se regresa jamás.
Esto es lo que ocurre
por ir a pasearse l' domingos
a la call' d' I'Echaudé
a ver descerebrar,
o al Pincha-Puercos o
bien el Démanch'-Comanche.
Se sale vivo y se
vuelve muerto.
Mirad, mirad la maquin'
girar,
mirad, mirad el cerebr'
saltar,
mirad, mirad a los
rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos
en el culo, viva el Padre Ubu!
que tipo de características de teatro tiene este poema
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