A German Nouveau
En una calle, al fondo de una ciudad de ensueño,
será como sentir lo que ya se ha vivido:
un instante a la vez muy preciso y muy vago…
¡Oh , ese sol que se filtra entre la fina niebla!
¡Oh, ese grito en el mar, esa voz en los bosques!
Será como ignorar el origen de todo:
un lento despertar de las metempsicosis;
las cosas seguirán siendo siempre las mismas
en esta calle, dentro de aquella ciudad mágica
-donde los organillos muelen danzas de noche,
y tienen los cafés gatos en los estantes-,
tal vez atravesada por las bandas de música.
Y será tan fatal que creeremos morir:
con lágrimas que corren dulces por las mejillas,
risas entre sollozos y un estruendo de ruedas,
turbias invocaciones a la vecina muerte,
¡con palabras tan viejas como flores marchitas!
Y llegarán ruidos agrios de bailes públicos,
y campesinas viudas, con cobres en la frente,
cruzarán el gentío de mujeres perdidas
que vagan conversando con horribles zagales
y con viejos sin cejas que el herpes embadurna,
mientras que, a pocos pasos, entre olores de orina,
algunas fiesta pública lanzará sus cohetes.
Será como soñar y despertar a un tiempo,
y volver a dormir y soñar todavía
con las mismas imágenes, en la hierba, en verano,
bajo el soplo irisado de un zumbido de abejas.
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