(Pablo de Rokha junto a Violeta Parra)
Señales al hombre futuro
Sin embargo, es mi ausencia quien
inventa las sabandijas y las telarañas del siglo.
Jamás.
Palanca de aluminio, galope de
máquina en trances fatales, geografía de lo inaudito y lo estupendo, gran
figura, horizonte de navío cosmopolita, he ahí, yo arrojo la llamada
aclaratoria e inactual, el golpe de bronce alucinado, la campanada-llamarada
encima de los cinco ladridos de la tierra: América, Europa, Asia, África y
Oceanía.
Ay!
Ay! Ay !...
Domino todos los triángulos de la
soledad clamorosa, las arañas, los presentimientos, las tinajas de la sombra,
la última luz del luto, hasta los gallos caídos.
Venía mi voz andando por
la nada y se enredó mi voz
en mi voz. Por
eso soy eco de mi tristeza. No
obstante, hay tanta altura de comba de
cielo o de vientre de madre salvaje,
todavía; en mi gran lazada al
Infinito. Cosecha de aventurero, guiso mi guiso de palomas.
Agua de hierro teñida de azules
incontestables, Dios atrabiliario.
Toda la joroba
del Continente se me cuelga de las palabras, semejante a una inmensa
costumbre de lluvias. Levanto, oh! levanto mi plumero de
cigarras y hago montañas
de libertad. O bien, agarro la esquina de mi esqueleto de amatista y
rompo el saco de los vinos cornudos y obligatorios; como la muerte la bola del
mundo. Como murciélagos, como metáforas y escupo filosofía. Y remezco con
gritos las estrellas y los campanarios, y
derrumbo con gestos las naciones
y las verdades adoquinadas. Ferretería de cúpula, geometría de pólvora,
cementerio con peumos chilenos, letrerito de sepultura en despoblado, y también
la casa vacía y los países y las guitarras y los parientes.
Sí.
¿O ando jugando con esmeraldas y
con elegías de acuario a interpretar los signos cósmicos, los proyectos
oceánicos, la peluda hipocondría en atardecido?...
No.
La seriedad me incluye entre las
piedras y las tumbas del calendario, niña.
Arquitectura
de silencio, poderosa lo mismo que la mujer preñada, mano de madera
invulnerable, cruz del tiempo, cruz del verso sin naturaleza, y, además, sangre
con tierra, noche con tierra y alarido; amontonado de lagares y de panales;
panteón de razas y de cantos, laboratorio de cipreses indiscutibles con negros
pájaros muertos y aulladores.
Situación de animal volcado, de
torre inclinada pero absoluta, así.
Voy creciendo, oh! amigos
inadaptados, a la manera de las nieblas honestas y los aeroplanos en la
memoria. ¡Anchura de la vida quebrada en vértice! O como embudo que se llenase
de sonoridades amarillas y tiempos violetas y enloquecidos.
Y empuño la fatalidad como una gran
bandera despedazada.
PABLO DE ROKHA
1
Yo agarro la suerte y la muerte,
así, por
la palabra, por la maquinaria ruidosa de la palabra, las hago
canciones sin tiempo,
y voy
arando de inmortalidad el día grandioso.
Mi carne
es guitarra, mi sangre es tonada, y mis huesos son cantos parados.
Percibo
el devenir mundial como imagen, sólo como imagen,
siento,
pienso y expreso en imágenes irremediables
la
lógica matemática de los fenómenos de los fenómenos de los fenómenos;
y mi
condición esteticodinámica crea el universo
a la
manera formidable de los espejos despedazados.
Hombres
y máquinas y hombres
viven y
mueren en mis poemas acumulados
la forma
tremenda del sueño.
Soy
gesto, soy violencia, soy mundo elocuente;
además,
no tengo sentido conceptual,
o ando
disperso y movible por adentro de la belleza acuartelada,
lo mismo
que el pensamiento en las arterias,
y
también como Dios, sí, como Dios en el alarido del hombre sublime;
sin
embargo, me veo viéndome
con la
mirada espectacular del análisis.
Palomas
de cemento,
se me
caen del traje rodante las epopeyas.
No
conozco, digo,
no
defino, nombro,
agrando la naturaleza;
expreso;
detrás,
allá detrás de mi corazón, aúlla la nebulosa.
2
1.Gira la tierra volcada en los
pensamientos,
y caen
palabras con los sexos lluviosos
desde
las alturas cosmográficas del grito y del mundo, porque YO RESPIRO.
2.Llegaron los aeroplanos
amarillos, la luna negra con flecos morados,
y todas
las fábricas
echaron
a volar humaredas y canciones ultramarinas
sobre
los aperitivos urbanos;
murió la
gran sombra nublada de sudores municipales.
3.Bandera cubriendo el occidente,
ah! Bandera cubriendo el occidente,
la
voluntad genial de Vladimir Iliitch Ulianoff
LENIN,
estatua
de palo encima y más arriba del puente de Brookling.
4.El sol se ha parado a comprar
bencina sobre la catedral de Reims.
5.Los dinamos de la actividad
obligatoria
aturden
a las águilas de bronce afable y polvoroso
que
duermen en el ciprés de llanto y de fuego,
y un
vértigo de ventiladores en la muerte
abrasa
los pensamientos electromecánicos del panorama;
la luna,
helada de éter, patalea
porque a
Dios se le rompieron los neumáticos. (recuerdo del futuro)
6.España y los muertos parados a la
sombra del sol sonoro.
7.Einstein
camina
por la nada con el tiempo en los bolsillos panorámicos;
y no se
le cae el planeta.
8.La pregunta matemática de Edison
perfora los sepulcros.
9.Acodados en las montañas
subterráneas, James Joyce y Picasso definen el
indefinible.
10.Rumbo a Hong/Kong,
el ZR3
olvidó la memoria geográfica,
y un
planeta nuevo
emergió
el Domingo del cartel del cielo interesante
con
todas las alas quemadas;
la
sirena del Lusitania agujereó el atardecer,
y su ojo
inmóvil
derrumba
las murallas del siglo y el color mineral de las ideas;
anoche
llegó el Transiberiano nevado de paisajes rusos;
y cien
cometas muertos evolucionan alrededor de la antena desaforada
de Eiffel
cantando
la retórica atmosférica;
John
Rockefeller defeca un telegrama sin ombligo.
11.Morados de hambre, los esqueletos
eslavos
beben en
las cunas vacías,
y se
escarban las telarañas del estómago.
12.Un gran pájaro de azufre canta
sobre el eje de la tierra.
13.La boñiga negra y seria del
África
enluta
las espadas civilizadas;
el piojo
de las trincheras ladra bajo los sobacos del mundo;
el proletariado
almuerza plomo y luto de ametralladoras,
y el
burgués, florido de babas comerciales,
conduce
sus motocicletas dementes por los caminos académicos,
rebuznando de alegría;
un
Zeppelin destripado,
la fruta
inmensa de un Zeppelin destripado
cae desde
el árbol de la esfera contemporánea de faroles
encima
de las colmenas multiplicadas y humosas,
aplastando
las gargantas eléctricas;
muñecos
de estufa se abren los labios mojados del sexo y lloran
bajo el
sauce de las sedas caídas,
y un
triángulo de oscuridades se les sonríe entre las medias;
husmea
el macho rumor de calzones tibios, bramando,
y la
hora vencida se parte el vientre en los suburbios
tiñendo
de espectáculos el horizonte
que
emerge desde las piernas abiertas de la tarde violada
orlado
de violines tristes.
14.Ford echa dólares,
sangre
de ciudades poligonales y acero
el tubo
idiota de la actividad,
y, por
la rajadura inferior del comercio van saliendo automóviles
van
saliendo automóviles
y a u t
o m ó v i l e s
y automóviles
y
AUTOMÓVILES,
con la
continuidad de la gotera en los patios clínicos,
a u t o
m ó v i l e s
iguales
y horribles,
con
tongo, con testículos, con sebo de burgueses incontestables y hediondos,
con toda
la imbecilidad de la máquina democrática.
15.El grito en silencio del Gandhi
toca las
campanas de espanto sobre la Europa despernancada,
y las
montañas echan a correr llorando;
los
árboles mecánicos del Bois de Boulogne se arreglan la corbata azul de
la primavera
con
gestos pintados de melancolía sin chaleco.
16.Las vías públicas amarran la
tierra, la amarga tierra sistemática,
acequias
de hombres desaparecidos en la fórmula hombre,
arrastran
caudales de multitudes, raudales de muchedumbres patológicas;
crucificada
en la unidad,
la
figura sola se derrumba, agonizando;
araña
del bullicio, silenciosa,
la voz
múltiple y una
ahorca
las polvorosas almas a bencina.
17.Gabriele d’Annunzio,
así dice
el aviso cosmopolita y navegante
de los
traseros con cinco sentidos.
18.La verdad triangular
agacha
las orejas, sonriendo, la tonta,
en la
mano quebrada de la acción;
Marte se
rasga la chaqueta en los rascacielos de movimiento,
y al
invierno se le mueren las últimas hojas.
19.Los días se caen de la cara de
los mendigos.
20.“En verdad, hermanos, en verdad
la hora
de las cosas peludas
llegó,
llegó
la hora
de las cosas peludas”,
dicen
los crucificados:
“llegó
la hora de las cosas peludas”,
y se
abrochan el botón de la tragedia, pensando:
“las
mujeres son un problema con pelitos”;
las
tórtolas metafísicas de la Radio Company
lloran
en la plazuela de Henry Bergson;
cerros
de agua,
las
yeguas cuadradas del tumulto
desbordan
los acontecimientos,
y la
pulsación multitudinaria, tronando,
enloquece
al individuo;
un
enorme cuervo de oro asesina las rosas desnudas del día.
21.Canta/llora el hombre amarillo de
los hornos crematorios.
22.La lluvia suspira junto a los
braseros y las abuelas.
23.El animal de ladrillo se pone
condones iluminados.
24.Hirviendo, el ombligo de horrores
del Gulf/Stream
da
vueltas al tirabuzón de los aullidos con su manubrio de truenos y
vientos;
y el
disco aforme grazna las patadas oceánicas;
sirena
de hoy, la gran victrola enloquecida y dinámica,
estira
sus antenas de engaño,
cual una
antigua mano electromagnética, o lo mismo que el hombre de
neblina del cloroformo;
y los
transatlánticos vienen a picotear angustia en situación de pollitos
imbéciles.
25.Un niño enorme y muerto enluta la
filosofía.
26.¡Avión de Italia, lleno de soles
frutales,
y las
velas latinas riendo!...
27.“Soy el edificio / locura /
argumento,
la alta
terraza de mi frente
exhibe
sus canchas de tennis dominando los espacios precipitados;
ceñido
de aires felices;
la
belleza mecánica, la locura mecánica,
me
envuelve con mantos livianos de sportman de día festivo a la hora de
las campanas,
mi sensibilidad
es rodante y tiene ideas de automóvil”, dice Carl Brown.
28.Los macacos americanos
saben
qué soñó anoche la pequeña emperatriz de sándalo de Sumatra
y el rey
de ceniza de la Mongolia religioso/fabulosa;
los
diarios cóncavos recogen todas las noticias atmosféricas,
como la
campana el eco inmóvil en el tiempo:
sincronismo/automovilismo
de la vida física y psicológica;
el
suicidio del tren del Sur conmovió los polos absortos.
29.La paloma automática del anuncio
anida
entre el ramaje incalculable de las estrellas, tan y tan valiosas,
cantando
la estética comercial del instante.
30.Unanimidad de la sensación
geográfica:
la goma
podrida del espacio se encoge debajo de los pájaros automáticos.
y el
tiempo inútil circula por las arterias vertiginosas
como un
gran expreso sin cabeza.
31.El bolcheviquismo aúlla sobre las
estepas blancas
arañándose
las costillas,
y la
metáfora igualitaria se diluye, como el azúcar, en los ácidos sociológicos.
32.Los caminos burocráticos de
California
se
descuelgan del horizonte,
ceñidos
de vacadas y trigales apresurados, en enormes trenes de árboles.
33.Saturno bebe el chop de las
lágrimas y el gesto
en los
bares oscuros e iluminados,
con el
anillo de la pólvora y las clínicas diluido.
34.Un tranvía neurasténico atraviesa
las cocinerías de Shangai, suspirando
hacia la
callada Oceanía
frente
al whisky tronante y lluvioso de los barrios marinos,
y un
suicidio de acordeones italianos
ensucia
las murallas arreboladas de los falansterios de Valparaíso;
los
cantos/fósforos de Andalucía encienden Yanquilandia;
las
sultanas muertas
entristecen
los crepúsculos/terciopelos morados de Constantinopla,
y los
camellos de piedra de la Arabia
rumian
los dátiles azucarados del recuerdo y del silencio
en el
Baedeker puritano de Inglaterra
enriquecido
con lágrimas de palo, enriquecido con lágrimas de palo;
las
queridas subafricanas de Tutankhamon
fuman
opio en Montmartre, en la pipa noruega de Strawinsky,
y el
recuerdo del faraón del alma inmóvil
grazna
en el Escorial violento
aleteando
con los triángulos flacos de sus axilas;
la
medialuna de Abd/el/Krim
rebana
las gargantas apasionadas del Mediodía;
Warren
Harding, ganadero y periodista bíblico,
lleva la
batuta del mundo
en los
bolsillos de su smoking atribulado de hombre cristiano y peludo,
y la
melena de Mary Pickford tuerce la historia;
la risa
velluda del shimy
babosea
las adolescencias ingenuas
con su
agarrón al seno:
Benedicto
XV solloza con las tetas caídas sobre la cristiandad;
Europa
bebe champaña en el bidet de Ida Rubinstein,
y los
guerreros automáticos del catorce
abonan
las tierras heridas mejor que el guano de las marquesas.
35.El pájaro blanco de los cerezos
de Tokio
habla
el
pájaro de los cerezos de Tokio,
y un sol
niñito juega en las plazas públicas del cielo
con las
blancuras indefinidas.
36.El Gobierno de Wáshington
decretó: lluvias,
y todos
los paraguas aletearon
bajo la
siembra inmensa y oscura del agricultor innumerable;
los
parques de Londres encanallan las viejas églogas:
el pan
maquinal y químico de las ciudades es una tal paloma domesticada,
y los
idiotas artificiales
humedecen
los muros únicos del manicomio;
el mar
de los balnearios llora en las maletas de viaje;
y los
chiquillos embotellado de las salas/cunas
entretienen
sus ideas de fetos en almíbar melancólico y deshojado
inyectándose
morfina en la imaginación de los testículos;
la
belleza de los lagos suizos, toda la belleza de los lagos suizos
se vende
en Hyde/Park encajonada,
y toda
la Holanda, con sus quesos, sus paisajes, sus vacas y su reina de
mermelada/gelatina,
toda la
Holanda viaja en los tarros lecheros
que
difunden sobre la tierra las fábricas cosmográficas de Chicago;
los
establecimientos comerciales/industriales de Nüremberg
elaboran
tres millones de momias por lunario,
tres
millones de momias con olor a siglos y a mundos de antigüedades,
y las
envían a la piedra eterna
por el
agujero de la muerte convencional, monumental y relativa;
Mr.
Briand demuestra que la vieja quijada de la burra de Balaam es
verdadera
encarcelando
a Scopes,
y no
comiendo cerdo con ópalos:
sin
embargo el pulgón laníjero ataca la manzada de Adán;
la araña
cría pelos y se transforma en filósofo,
y la
gran sardina de lata de Jonás pone huevos con ombligo y
entendimiento, en las cantinas de
Nínive,
danzando,
a la hora del vermouth,
el tango
inútil de las religiones metafóricas
con el
hijo del rey del petróleo.
37.La camisa de flores de la
primavera aletea sobre Wall Street;
la gran
tinaja del invierno
gotea
las alamedas sifilíticas, estornudando.
38.El gallo de Francia pisa las
gallinas del mundo,
y los
pollitos metafísicos
cacarean
en las santas cátedras;
el
calzón de la condesa de Noailles perfuma la poesía;
Collette
Willy ahorca a Clemenceau con el pétalo de las ligas,
deshojando
la rosa llovida de la legión de honor
sobre
las camisas ensangrentadas de la pornografía.
39.Las usinas geológicas de Berlín
hollinaron lo infinito.
40.Bandadas de hidroaviones
multitudinarios
planean
sobre el círculo de horizontes;
el pez
de acero fuma la pipa naviera del periscopio;
un gran
pájaro de aventura
emigra
desde la estación radiotelegráfica de los transatlánticos
con las
alas mojadas de Benedictine;
la
Mistinguette muestra las piernas en las antenas inalámbricas del navío;
atravesado
de noticias, el mar resuena como un banco con mucho público;
el
fabricante de conservas sale a cazar langostas en aceite, en automóvil
oceánico;
fuma la
nostalgia de todos los puertos cantando la Internacional;
el
emigrante se despioja las espaldas agusanadas
encima
de los molos rotundos
que
encajonan en piedra y en hierro las caletas encallecidas de antaño;
sobre la
hoja caída de los mares amarillos
desparraman
las islas niponas
los
estilos engrandecidos de la agricultura,
-s o b r
e l a
h o j a c a í d a de l o
s m a r e s a m a r i l l o s-,
y el
salitre de Chile, navegando,
alimenta
las tierras hambrientas de Confucio;
crucificada
en los antiguos mástiles, enloquecidos de aventuras,
la
leyenda oceánica, sol trizado,
agita
las alas quebradas y rumorosas como los recuerdos empapelados o
como
los
racimos de uvas, también, de uvas tan polvorosas que son pájaros
muertos, o velorios;
sin
embargo, la tierra se sumerje en la bruma acuaria,
París,
Berlín, Madrid son bahías universales
y
muelles eternos con los ojos teñidos de viajes e itinerarios,
un
recuerdo de navegaciones joviales, se difunde sobre Castilla, la vieja,
y hasta
los caminos apolillados y polvorientos
son como
navíos sin agua y sin corsarios elementales,
anclados
en el gesto inmóvil de las solteronas.
Onofroff
descubre la última muela de Sócrates y el tercer huevo de
Jesucristo.
41.La rasgadura comercial,
internacional y pedagógica,
la llaga
cívica de las rameras
se abre,
como una gran institución pública, encima de la civilización
moderna,
y los
funcionarios, todos los esclavos/lacayos de ahora,
-los
cocheros, los prestamistas, los sacerdotes, los policías, los notarios y
los jueces,-
van a
comprar todos los sábados
el
derecho de pasarles oficialmente la lengua por las verijas.
42.Lloran en la vía pública
las
hojas marchitas del asfalto
y los
poetas horizontales.
43.Las masas obreras tienen toda la
bulba podrida
y piojos
arriba de la palabra;
sin
embargo, la cuchilla desventurada remece las cadenas y las banderas,
el
chancro de la rebelión económica muerde los esqueletos,
y la
ladilla democrática se multiplica en los ensueños del planeta:
maduró
la hora tremenda de los gremios, y ya no existe el hombre,
existen
el zapatero, el minero, el carpintero y el albañil entre el cielo y el
mundo.
44.El bigote de Guillermo II y la
filosofía alemana
piensan,
en actitud de sauces llorones,
que el
pobre, el triste y el vencido también son necesarios.
45.Además los bandoleros
cinematográficos de la Manchuria
castraron
al Príncipe de Gales
con una
gran cuchilla de soles prudentes.
46.Todavía el Maharajá de “Las Islas
Cóncavas”
se pone
calcetines de diamante
y
atraviesa la geografía con la luna desnuda en los brazos.
47.Las mariposas evolucionan en el
foyer agreste,
y un
triple aroma a gasolina
tiñe la
farmacia atmosférica y se deslíe sublimemente
en la
botella terapéutica del aire/máquina
abierto
y extenso como un sanatorio:
la
mecánica de este paisaje al oxígeno,
aquella
tal sonoridad del establo
que le
ciñe de victrolas de matrimonio,
y aquel
bicolor de tablero de ajedrez,
volcado
en la mesa de billar de un garito completamente azul de azules
conmueven
el ferrocarril que parte su gran área agronómica,
y el
animal de hierro desparrama su carcajada eléctrica y esférica;
la
seriedad geométrica de los eucaliptus domina operarios y animales.
48.Las estufas del departamento de
calefacción de Yanquilandia
ordenan
la temperatura del Continente,
y los
barómetros consultan los calendarios norteamericanos.
49.Krupp oprime el botón de los
cataclismos y paren todas las estrellas
50.Sin embargo la agricultura ve la
hora en el sol,
y el
gesto de los edificios
copia la
euritmia panorámica del árbol,
o la
montaña escalonada.
51.¡Dios mínimo y cosmogónico del
radio,
gran
turbina filosófica,
puñado
de soles, puñado de mares ardiendo en las clínicas!...
52.¿Quién tuerce el eje del espanto
hacia los patíbulos?....
53.Al día se le reventaron los
dinamos
y cayó
la noche degollada,
cayó la
noche, estrellada de cinematógrafos, desde las terrazas;
-Essenin,
suelta los pájaros negros.
54.Los ojos ingenuos del almanaque
miran
las vidrieras del otoño y sonríen
con
aquella tan rubia figura del año.
55.Paloma de acero de la ciudad,
asoma el
instante de las motocicletas oblicuas,
y emerge
la niña trizada de las pistolas.
56.Pío Baroja mueve los teatros con
el ombligo,
les
vacía un tintero de idiotas aportillados y rabones,
mientras
se le sonríen las tripas.
57.Las lunas artificiales
hojean,
en la gramática de los cielos urbanos,
el
folletín eléctrico del tráfico.
58.París descolgó su manta de fríos
del
ropero del Norte, la echó encima de la Ópera,
y le
dejó los senos desnudos.
59.También los negritos antropófagos
se
comieron a una señora en aceite indiferente,
quedando
con la garganta llena de rosas.
60.Y es indiscutible
que
siempre suceden esmeraldas
cuando
el mar suspira.
61.Los inviernos llenos de cárceles
demuestran
la grandeza embanderada del Estado;
las
ranas clínicas de la Morgue
planean
sobre los hospicios, las iglesias y los manicomios
creando
las apologías del carabinero Maroma
y los
lacayos metafóricos del Metropolitan House
prueban
la dignidad republicana;
el
elefante de madera, sin pensamiento,
canta la
canción nacional en checoeslovaco
lamiéndose
el colmillo de oro
62.Parado
en todas
las esquinas del universo,
el polizonte.
63.La araña telefónica empuña la
esponja cloroformada de los acontecimientos.
64.Sardina de vidrio,
cruje el
volante internacional de los suplementeros
ensuciando
el tea/room del crepúsculo.
65.Nació el instante de la rosa
querida,
giraron
los molinos pedagógicos del meridiano,
murió la
hora confusa de las violetas,
y la
pollera negra se deshizo en murciélagos;
horario
de la tribuna contemplativa;
viajan
las semanas con las maletas llenas de días;
guardapolvos
cuotidianos;
por
aquella gran línea circulatoria e inmóvil,
clavada
de tiempo a tiempo,
de mundo
a mundo.
-Sola!...
y de
canto a canto,
va la
caída enloquecida de la vida, rodando
como el
electrón, el sol, las carrocerías
y el
universo;
¿de
dónde deviene la costumbre de vivir?...
nada:
itinerario
sin cabeza:
día a
día;
-cronómetro de horrores
de la literatura……
día a
día;
y las
águilas asesinadas coronando los calendarios;
mes:
he ahí
la rueda-cinema de las épocas:
la época
frutal de los graneros , las vendimias y los balnearios,
la época
de la hoja marchita y el automóvil gris,
la época
fluvial de los tejados, las estufas y los cementerios,
y la
época del duraznero y las claras muchachas sin calzones,
además,
la época innominada, fuera del tiempo,
la gran
época en suspenso, en la cual no se vive ni se muere sin embargo,
tranco
a
tranco;
ferrocarril
de soledad, amedrentado,
transatlántico,
barómetro
de pólvora también, o taxímetro de automóviles desaforados
y horrendos,
viaje
sin viaje, rumbo sin rumbo,
y, ¿e
l t i e m p o?...
encerrado
en las relojerías.
66.Los gatos marinos del Norte
aúllan,
desde el ventisquero de Petowik, sobre Chicago,
tonadas
y conciertos en esquimal isócrono.
67.Parece que todos los ríos tapados
tuvieran
intenciones violentas de salirse de lo oscuro
con las alas
tendidas;
ah! la
gran brújula patológica;
el
hombre ve mejor con los ojos cerrados;
amanecieron
las auroras subterráneas,
y los
sentidos multiplicados
ven la
sombra,
y palpan
las antiguas cosas con el dedo inédito,
el gran
dedo inédito,
con el
dedo inédito de las tinieblas
y los
terremotos;
ya no
cantamos, somos canto;
he ahí
la verdad integral del mundo:
ha
parido la montaña negra.
68.Paciencia del tiempo
detenido
encima de las máquinas.
69.Como es la época del espanto y
del andrajo,
caminan
degolladas las paradojas,
y el
árbol de hierro da rosas lluviosas de romanticismo.
70.¿Qué pretende el paisaje aquel
con tantos pájaros en la cabeza?...
71.Lloran los últimos tangos
en las
almas-guitarras de los telégrafos;
y hay
fábricas de mujeres funiculares
que les
ponen a las más pequeñas y rubias un sexo enorme y oscuro
como el
sentido de la época.
72.Millones de ascensores
evolucionan filosofando entre las cunas y las tumbas.
73.El directorio de la “Hugo Stinnes
y Cía.” acuerda la estrella de turno.
74.Seguramente, los ferroviarios
tullidos van a desrielar la filosofía o la literatura.
75.Pero los naranjos iluminados del
Mediterráneo,
arrojan
sobre la vida inicua
toda la
confianza de los huertos.
76.Techumbres calcinadas y
polvorientas de las Colonias.
77.Las doradas girls
se hacen
besar el capullo de la virginidad
por
serios esclavos de negrura.
78.Cien
m u l t
i m i l l o n a r i o s n o r t e a m e
r i c a n o s revolotean sobre el
Oriente.
79.El sol químico de los
laboratorios
gravita
en torno de aquel hombre terrible y mecánico de las probetas;
de repente se quiebra un átomo
y se
derrumban todas las fronteras del siglo
con los
huesos deshechos;
la
pequeña luz delgada y tímida de las catástrofes
troncha
el sí de las torres y los puentes
con su
alita de ave doliente y avasalladora,
y las
fórmulas matemáticas
rompen
el carácter de piedra de los fenómenos.
80.Cigarros de bencina
sobre
las terrazas republicanas y astronómicas;
la
geometría plástica de los campos;
y luego,
los pinos, todos los pinos que son depósitos de aguarrás,
y las
aceitunas y las avellanas del paisaje,
y
también los canelos, los boldos, los espinos, los muermos y los peumos
soberbios,
tan
bonitos y tan felices.
81.¡Cuidado con la sombra de la
sombra de la sombra!...
82.Viene el instante sin paraguas,
la hora
lluviosa de la estampilla/calavera/gusano,
el día
en calzoncillos,
y los
pájaros galvanizados estiran su voz de aluminio;
las
últimas motocicletas
cantan
en el ramaje del crepúsculo
su grito
enorme como un mitin;
tristeza
del municipio enluta los tranvías preocupados,
y la
Asistencia Pública
dirige
la palabra blanca a los enfermos.
83.Desembarcó del tiempo la florista
del calendario
con sus
saquitos de agua en Colonia,
y todos
los sombreros como eras salieron a recibirla;
el
cinema del comercio
está
florido de sastrerías en botón;
cantan
las colmenas del corazón del hombre
y los
arbolitos chilenos
florecen
en las mejillas calenturientas y difíciles
como el
tiempo en los libros;
las
últimas vírgenes aprietan las piernas
estirándose
el calzón de ingenuidad que les ciñe los sexos menudos,
y los
duraznos nuevos
les
rompen toda la camisa.
84.Jack Dempsey no es rumiante,
además
se murió diez veces iguales cuando era tiempo;
dejemos
que los molinos serios
circulen
con ruidos ruidosos adentro de la anatomía,
y no nos
preocupemos de González;
rebuzna
la justicia en los establos diplomáticos;
y el
marrueco de la filosofía
se
abrocha con tres botones y un testículo
sacándole
la lengua a los difuntos
detrás
de la esquina de los problemas trascendentales.
85.Hoy. (Tres botones de tibia de
muerto muy muerto).
86.“Es menester que me ponga mi frac
cosmogonario”.
87.Anoche no trabajó el pegador de
carteles imprescindibles,
por eso
toda la mañana quedó fuera del mundo.
88.Croan los pálidos cuervos que
andan vestido de sacristanes.
89.Job publica los siete dilemas de
las lágrimas, las grandes lágrimas que no se lloraron.
90.Los ópalos enamorados arañan la
noche y la muerte.
91.Se oye un gran olor a angustia.
92.olor morado
93.olor de la ramera madrugadora y
los sepulcros,
94.olor mojado.
95.“Antaño me llamaba mundo:
ahora no
tengo caminos que arar con las costillas;
por eso
entono la tonada vertiginosa
que
escriben los círculos del planeta desvencijado e importante como la
vejiga
encima
de la inexistencia”, exclama la abuela de Praxiteles,
96.“E s m e n e s t e r q u e m e p o n g
a m i f r a c c o s m
o g o n a r i o”.
97.La última niña vende los frutos
podridos del abdomen,
y los
dos racimos del pecho
en las
ferias desnudas y estrelladas,
y la
gran esponja borra las vidas
empapada
en el vinagre de los lutos.
98.pero,
99.tu corazón es como las campanas
desventuradas.
100.“Voy a comprar soledad para mi
auto,
oh!
amigos enloquecidos,
adiós!,
hasta la hora soberbia de los esqueletos”.
3
SOY el hombre casado, soy el hombre casado que
inventó el matrimonio;
varón
antiguo y egregio, ceñido de catástrofes, lúgubre;
hace
mil, mil años hace que no duermo cuidando los chiquillos y las
estrellas
desveladas;
por eso
arrastro mis carnes peludas de sueño
encima
del país gutural de las chimeneas de ópalo.
Dromedario,
polvoroso dromedario,
gran
animal andariego y amarillo de verdades crepusculares,
voy
trotando con mi montura de amores tristes...
Alta y
ancha rebota la vida tremenda
sobre mi
enorme lomo de toro;
el
pájaro con tongo de lo cuotidiano se sonríe de mis guitarras
tentaculares
y absortas;
acostumbrado
a criar hijos y cantos en la montaña,
degüello
los sarcasmos del ave terrible con mis cuchillos inexistentes,
y
continúo mis grandes estatuas de llanto;
los
pueblos futuros aplauden la vieja chaqueta de verdugo de mis tonadas.
Comparo
mi corazón al preceptor de la escuela del barrio,
y
papiroteo en las tumbas usadas
la
canción oscura de aquel que tiene deberes y obligaciones con lo infinito.
Además
van, a orillas mías, los difuntos precipitados de ahora y sus
andróginos
en aceite;
los
domino con la mirada muerta de mi corbata,
y mi
actitud continúa encendiendo las lámparas despavoridas.
Cuando
los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida,
y, desde
la otra vida, gotean las aguas,
yo estoy
comiendo charqui asado en carbones rumorosos,
los
vinos maduros cantan en mis bodegas espirituales;
sueña la
pequeña Winétt, acurrucada en su finura triste y herida,
ríen los
niños y las brasas alabando la alegría del fuego,
y todos
nos sentimos millonarios de felicidad, poderosos de felicidad,
contentos
de la buena pobreza,
y
tranquilos,
seguros
de la buena pobreza y la buena tristeza que nos torna humildes y
emancipados,
...
entonces, cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida...
"Bueno
es que el hombre aguante, le digo",
así le
digo al esqueleto cuando se me anda quedando atrás, refunfuñando,
y le
pego un puntapié en las costillas.
Frecuentemente
voy a comprar avellanas o aceitunas al cementerio,
voy con
todos los mocosos, bien alegre,
como un
fabricante de enfermedades que se hiciese vendedor de rosas;
a veces encuentro a la muerte meando detrás de
la esquina,
o a una
estrella virgen con todos los pechos desnudos.
Mis
dolores cuartelados
tienen
un ardor tropical de orangutanes;
poeta
del Occidente,
tengo
los nervios mugrientos de fábricas y de máquinas,
las
dactilógrafas de la actividad me desparraman la cara trizada de abatimiento,
y las
ciudades enloquecieron mi tristeza
con la
figura trepidante y estridente del automóvil:
civiles
y municipales,
mis
pantalones continúan la raya quebrada del siglo;
semejante
a una inmensa oficina de notario,
poblada
de aburrimiento, la tinaja ciega de la voluntad llena de moscas.
Un
muerto errante llora debajo de mis canciones deshabitadas.
Y un
pájaro de pólvora
canta en
mis manos tremendas y honorables, lo mismo que el permanganato,
la vieja
tonada de la gallina de los huevos azules.
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