John Martin por Henry Warren
Pintor
romántico y grabador inglés, célebre por sus melodramáticas escenas de
acontecimientos catastróficos, repletas de figuras diminutas situadas en vastos
escenarios arquitectónicos. Cautivó la imaginación del público con pinturas
espectaculares como Josué ordenando al sol que se detenga, la obra que le hizo
famoso, y en 1821 Lawrence se refería a él como "el pintor más popular del
momento". Su obra fue verdaderamente popular, desde luego, ya que en las
exposiciones de sus cuadros a veces había que separarlos con rejas de las
muchedumbres de admiradores; vivió sobre todo de la venta de grabados de sus
cuadros, más que de los cuadros mismos. Se hizo famoso en Francia igual que en
Gran Bretaña, fue condecorado por Leopoldo I de Bélgica, y su influencia se dejó
sentir en artistas norteamericanos como Cole. Sin embargo, a la vez que gustaba
al gran público y que algunos admiradores le consideraban uno de los mayores
genios de la historia, fue denostado por Ruskin y otros críticos, que
consideraron su obra sensacionalista y vulgar. Pocos artistas, en efecto, han
sido objeto de tales extremos de fortuna crítica, y su fama se hundió hasta un
grado tan asombroso tras su muerte, que algunos de sus enormes cuadros, antaño
famosos, fueron vendidos en la década de 1930 por una cifra tan pequeña como
dos libras esterlinas. En la década de 1970 recuperó en gran parte su
reputación.
Martin
hizo grabados a la manera negra no sólo como forma de reproducir sus pinturas,
sino a la vez como composiciones originales. Especialmente dignas de mención
son sus ilustraciones de la Biblia y del Paraíso perdido de John Milton, que
muestran que aunque tenía grandes debilidades como artista, especialmente en su
dibujo de la figura humana, también tenía viveza y grandilocuencia de
imaginación nada desdeñables en temas tan elevados.
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