La autodestrucción como acto de fe,
como bandera,
como norte total e inexcusable,
como justa rebelión,
como protesta,
como arma letal contra uno mismo,
como risa final,
como método justo de vaciarse,
como máscara o pose –que es los mismo–,
como efecto aceptado, irreversible,
como par de la vida,
como guerra interior no declarada,
como peligro urgente y necesario,
como razón del justo y el tirano,
como expresión moderna y muy en boga,
como lucha interior introspectiva,
como forma de crítica al sistema,
como terapia absurda y consecuente,
como remedio justo contra el cáncer,
como claudicación,
como mordaza,
como final también,
como principio...
Como negocio, en fin,
seguro y cierto.
Se admiten asociados
en cómodo sistema de franquicia
o accionistas solventes sin escrúpulos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario