(Jacques Rigaut & miembros del grupo Dada)
Jacques
Rigaut, cuyas pretensiones literarias se limitaban al deseo de fundar un
periódico que se llamara La Gresca,
se había incorporado hacia 1920 a la actividad del grupo Dada. Su máxima hazaña
consiste en la “fundación” de la Agencia General del Suicidio, 73 boulevard,
Montparnasse, París. Su objeto: seducir a quienes se han apartado del suicidio
por el temor a “fallar”. El catálogo incluye desde el suicidio para pobres (5
francos), hasta la muerte perfumada (500 francos).
A
la edad de treinta años, después de minuciosos arreglos personales, Rigaut se
dispara un tiro en el corazón. He aquí el acto más absurdo, la fantasía en su
máximo estallido, la desenvoltura llevada más lejos que el sueño y el
compromiso más puro…
José Luis Gallero.
Todos los espejos llevan mi
nombre.
Intenten,
si pueden, detener a un hombre que viaja con su suicidio en el ojal.
***
Sólo
me reconozco en el tedio. El tedio es la verdad, el estado puro. Estuve a punto
de ser un gigoló. Estuve a punto de ser un libertino. Un amigo hablaba de mi
genio; ha muerto.
La
inmovilidad de los objetos me fascina. Contemplo el sillón hasta confundirme
con él. Error, todo movimiento.
***
No
hay motivos para vivir, pero tampoco hay motivos para morir. La única manera
con que se nos permite demostrar nuestro desdén por la vida es aceptarla. La
vida no merece que nos tomemos el trabajo de abandonarla…
El
suicidio es muy cómodo: no paro de pensarlo; es demasiado cómodo: yo no me he
suicidado. Subsiste un pesar: no quisiera partir antes de haberme comprometido;
quisiera, al partir, llevarme Notre-Dame, el amor o la República.
No hay comentarios:
Publicar un comentario